Sara Baras «La Pepa» – «Málaga» – Bienal de Flamenco

Texto: Estela Zatania
Fotos: La Bienal

17 Bienal de Flamenco
Viernes, 14 de septiembre, 2012

Especial 17 Bienal de Flamenco de Sevilla – Toda la información

¡Viva la Pepa, y viva Málaga!

El programa de fin de semana en la Bienal de Flamenco de Sevilla está ofreciendo un plato combinado de propuestas para todos los gustos.

La noche de jueves, dentro de las actividades paralelas, se proyectó “El fabuloso Sabicas”, estreno absoluto del documental de Pablo Calatayud que detalla la vida y obra del genio pamplonés cuyo centenario estamos celebrando este año. La tarde del viernes, dentro del ciclo “Cien años de cante”, el título no pudo ser más apto gracias al tándem de cantaoras sanluqueñas: la joven promesa María Mezcle, y la admirada maestra Encarnación Marín “La Sallago” de 93 años, que deleitó a los presentes con cuatro pincelaítas de cante y baile. Ambas fueron acompañadas a la guitarra por Adrián Lozano.

“Málaga”
Cancanilla de Marbella, La Cañeta, El Carrete, Chato de Vélez, La Lupi
Hotel Triana, 2330h

En la Bienal del 2010 fueron los extremeños que demostraron que sí, hay flamenco fuera del pequeño triángulo irregular conformado por Sevilla/Jerez/Cádiz, y muy bueno además. Esta vez le ha tocado el turno a otra tierra “exótica”…la de Málaga. Desde el bum turístico que empezó a desintegrar el ambiente flamenco de la provincia, Málaga ha perdido cierta relevancia, a la vez que sus artistas han seguido cultivando su peculiar forma de entender el flamenco.

Fue una noche grande. Cinco figuras bien distintas y de mucha personalidad dieron actuaciones de absoluta frescura demostrando nuevamente la inacabable fuente que es el flamenco tradicional cuando es manejado por las personas con conocimientos. El Chato de Vélez, cantaor poco conocido de atrás y ‘alante’, con Antonio Soto a la guitarra, demostró conocimientos, compás y buena voz por soleá, siguiriyas y bulerías, ubicando al público para el baile de La Lupi. A pesar de muchos años de profesión, la bailaora está dándose a conocer este año gracias a su colaboración con Miguel Poveda en la presentación de su nueva grabación. Respaldada por el cante de Antonio Campos y el Pulga, y la guitarra de Curro de María, defendió los compases abandolaos de su tierra con una interpretación original y flamenca, y dio nueva vida al cante de liviana, serrana y María Borrico con su irresistible estilo dinámico.

Cancanilla de Marbella o de Málaga, según el día que lo pilles, uno de los grandes cantaores clásicos de la actualidad, con su Antonio Moya que lo acompaña tan inteligente y respetuosamente, y con el acostumbrado decir mairenero, cantó por solea, tientos tangos y siguiriyas

Dos figuras absolutamente originales sorprendieron a Triana anoche. Dos veteranos de mucho empaque, flamenco de inspiración y ange. El Carrete, bailaor más sui generis no existe. La Cañeta, creativa y poderosa. Primero aquél, con su estética de Fred Astaire, su fino sentido del surrealismo de la vida y su capacidad para expresarlo mediante el flamenco. Luego, Cañeta, la festera más jonda, inspiración pura, versionándose en cada momento. Sin darse cuenta, ambos plasmaron formas trianeras afines de los corrales, y la comunicación con el público fue perfecta. ¿Quién ha dicho que el flamenco malagueño se limita a malagueñas y Piyayo?

Sara Baras “La Pepa”
Teatro de la Maestranza, 2030h

Baile: Sara Baras, José Serrano, Carmen Camacho, Charo Pedraja, Cristina Aldon, Isabel Ramírez, Macarena Ramírez, María Jesús García, Natalia López, Tamara Macías, Alejandro Rodríguez, Daniel Saltares, David Martín, Manuel Ramírez, Raúl Fernández. Guitarra: Keko Baldomero, Miguel Iglesias. Cante: Emilio Florido, Saúl Quirós, Miguel Rosendo. Percusión: Antonio Suárez “Pájaro”. Colaboración especial: Ara Malikian, Cuarteto de cuerda Aupaquartet. Guión, dirección y coreografía: Sara Baras. Música: Keko Baldomero.

Hoy en día el flamenco está al servicio de toda clase de historias y guiones. Desde Lorca o tragedias griegas hasta bailar sobre la arquitectura, este género ofrece la flexibilidad para adaptarse a cualquier tipo de narrativa, con variable éxito aunque sea. Entonces no es de extrañar que la popular bailaora Sara Baras fuera encargada de crear una obra en torno al Bicentenario de la Constitución Española de 1812, conocido cariñosamente como “La Pepa” (por haber sido firmada el 19 de marzo, día de San José), que da título al espectáculo que anoche vimos en el Teatro de la Maestranza, y que se representa tres días seguidos.

Bailar la Constitución…se dice pronto, pero casi suena a chiste. Sara Baras ha resuelto el desafío empleando una estética “literal” de cañones, soldados, Puerta Tierra, ruidos de guerra, etc. Pero se necesita un calzador de tamaño industrial para injertar el flamenco en un ambiente histórico que, como mucho, conocería los albores del arte jondo. Si hemos asimilado representaciones de “Medea” o “El infierno” de Dante pasadas por flamenco, no sé porqué esta vez resulta menos digerible. Quizás por ser una historia tan concreta y cercana en el tiempo.

El espectáculo en sí es menos vistoso que otros que ha ofrecido la gaditana, más denso y oscuro. Depende mucho de taconeo y la percusión, y se hace demasiado poco uso del excelente trío de cantaores, Miguel Rosendo, Emilio Florido y Saúl Quirós. Hay un exceso de los números en grupo – después de un par de minutos de ocho o diez personas bailando como una, el empeño pierde novedad y queda hasta retro.

En muy pocos años el baile ha evolucionado velozmente. “La Pepa” parece producto de los años noventa….el “siglo pasado” es decir. Probablemente gustará mucho en el extranjero, lo cual es importante dada la intención de este encargo institucional.

 


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