Rosa de las Heras & Popi en Suristán

 



Madrid, 29 de abril 2003

Baile: Rosa de las Heras y Popi
Cante: Gori y Johnny Cortés
Toque: Basilio García y Juan Serrano

Bonito espectáculo flamenco
el que se pudo disfrutar la noche del pasado martes 29 de
abril en la madrileña sala Suristán. Rosa de
las Heras y Popi, ambas bailaoras habituales de las compañías
de El Güito, Joaquín Cortés, o Rafael Amargo,
ponían de largo su propuesta en solitario.

Todo comenzó con bastante solemnidad, con la profundidad
y lentitud de compás que acompañan las seguiriyas.
Baile eléctrico pero con suavidad, alta tensión
sin electrocutar, apto para recordar. Y la seguiriya se transformó
en martinete… Rosa y Popi recogían oles. Posteriormente,
tanda de bulerías ejecutada por el grupo flamenco sin
las bailaoras, antes de que llegara al escenario de nuevo
Rosa. Con un llamativo traje rojo de lunares, la artista talaverana
hizo un espectacular baile por alegrías, quizás
el más vistoso palo que pueda bailar una mujer. Supo
sacarle bastante partido, agarrando al aire con cada movimiento,
retando al cielo con las miradas… con sentimiento. Lo más
aplaudido, un juego que hizo con la bata dando vueltas sobre
si misma al mismo tiempo que levantaba el vestido. Quizás
demasiado complicado de explicar con palabras, pero bastante
inolvidable para el recuerdo. Posteriormente, llegaría
una breve pausa…

 
Rosa de las Heras
 
Popi

Tras la pausa, Basilio García y Johnny Cortés
sobre el escenario ejecutando unos tarantos con aire camaronero,
correctos en su medida. Y entra en escena Popi, para bailar
una soleá, bastante bien bailada y sabiendo llevar
correctamente el compás. Similares calificativos que
las alegrías de la compañera… tienen estilos
bastante parecidos. Hay que recordar que la soleá y
las alegrías, aún siendo bailes diferentes y
palos diferentes, se basan en idéntico compás.
Más que destacable la letra por soleá que cantó
Gori, ese gran cantaor con peculiar jondura personal y buen
conocimiento que el tiempo esta tardando demasiado en colocar
en su sitio.

Una vez realizado «lo ensayado», venía el
previsible tiempo para la improvisación. Sería
con unas bulerías, en las que bailó absolutamente
todo el cuadro. En definitiva, una buena noche de flamenco
protagonizada por dos jóvenes bailaoras que supieron
presentar decentemente su propuesta artística.

Jacinto
González

 

 



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