José Manuel Gómez Gufi
Rocío Molina aterrizó en Pamplona con su espectáculo “Caída del cielo” que lleva varias temporadas asombrando a la afición contemporánea y cosechando división de opiniones entre los flamencos. El punto de partida es el “omega”, unos segundos de electricidad por un cuarteto de rock que entona un fragmento a toda pastilla: “Asesinado por el cielo”. Luego aparece Rocío vestida de blanco; después, el silencio. La espera. Más silencio. Parece que algo se mueve…
El público parece acostumbrado a estas cosas y al final estalla en un ovación triunfal ¿Todos? Nooo. Hay una fila de veteranos indignados con la edad de haber participado en los Encuentros de Pamplona de 1972 (un festival organizado por Luis de Pablo en el que coincidieron John Cage con Diego del Gastor). La fila de los indignados se queja de la innovación. Ya ven, aún queda gente que piensa que el flamenco debe ser un arte estático.
“En México me dijeron que lo que hacemos es flamenco evolucionado” me dice el flautista Sergio de Lope que en Nueva York me aseguró que no hace jazz flamenco. “Nosotros hacemos flamenco, punto.”
Sergio de Lope se ha empeñado en tocar el viernes con la banda entera en el balcón de la calle de la mañueta. ¿Los cinco? Si eso es el camarote de los hermanos Marx. Añade un cámara de televisión, varios técnicos, un fotógrafo, los de la organización. Suma que el bajista es un armario de dos metros (con barba).
-¡Y también una lámpara minera! (léase con el mismo rintintín de Groucho Marx cuando dice: “Y también dos huevos duros”). El Mati, el cantaor de la banda es el rutilante ganador del concurso de cante de La Unión.
-¿Te llevaste el artilugio de las voces? (Uno de esos cachivaches que samplea, modifica y distorsiona las voces a voluntad).
-Nooooo. Pero el año que viene lo llevo a la gala de los ganadores.
Sergio viene desde un festival en Francia, Juan Fe, el bajista, estaba el día anterior con el “Trance” de Jorge Pardo.
Tomatito vuelve a triunfar en la plaza de ayuntamiento y en la plaza del castillo suena una voz que suena como suena la voz de Rosalía. Maria José Llergo es más delicada que la catalana y ofrece un concierto más concentrado que el ofrecido el día anterior en el bosquecillo. Canta por Lole y Manuel y renueva la versión. Y canta el “Gurugú” los tangos de la Niña de los Peines y le añade un aire propio .
Curro del Albaicín habla del Sacromonte y va fustigando a los políticos locales porque no han hecho nada por su barrio. Ricardo Hernández (Gaz Kaló) pone el documental que hicieron los suecos en 1963 en el que aparece un bailaor llamado El Millonario. “Estos son salvajes, no habían visto a nadie bailar”, cuenta Curro. Le pregunto que si se acuerda dónde estaba cuando hicieron esa pelicula. Me dice que tiene la misma edad de El Millonario. “Pero a mí me discriminaban por rubio” Hay contadores de historias que te iluminan la tarde, Curro es uno de ellos. Dice Curro que gracias a la intuición de los suecos ha quedado una muestra de ese baile que nos parece tan… tan… tan poco refinado y que nos vale como pieza antropológica para interpretar a los antiguos. La piedra roseta
Me voy con Rufino Jiménez al bosquecillo y justo cuando llegamos está José del Tomate interpretando “la farruca” de Sabicas. Luego interpreta una de Camarón y su guitarra canta “de dulce” que es una expresión que se ha quedado un poco vieja pero que nos vale.
Veo un rato a María Terremoto en el balcón del chupinazo (canastera, al gurugú) y un rato en el 3 Reyes. Me gusta cuando canta sin micro a media voz.
La banda de Rocío Molina ¡vaya banda! Interpreta la “Leyenda del tiempo” otra vez a toda pastilla y sin letra a una velocidad supersónica y con instinto “HardCore” Mucho ruido y muchas nueces. El espectáculo de Rocío Molina es exigente con el espectador y quizá por eso funcionan muy bien los gags humorísticos heredados de Buster Keaton. No se lo pierdan (aunque tengan que irse a la China a verla caer del cielo) y que alguien contrate a esa banda.
Fotos & video @Manjavacas.flamenco
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