Texto: José Manuel Gómez Gufi
Fotos: Paco Manzano
Teatros del Canal. Suma Flamenca 12 junio 2015. Madrid
Rocío Márquez, Pepe Marchena y El frente Popular
Salió Roció Márquez con atuendo de hoy, vestido ceñido, chupa de cuero (o napa); a su derecha Francisco Contreras (Niño de Elche) y los Mellis; a su izquierda la guitarra eléctrica de Raúl Cantizano y la batería de Antonio Montiel. Comenzó recreando la más célebre creación de Pepe Marchena, una colombiana con sabor a despedida.
Rocío Márquez cuenta que a Pepe Marchena le gustaba vestir bien, de hecho durante la guerra civil eso le pudo costar la vida. Detenido por los republicanos, estaban a punto de darle “pasaporte” al otro barrio por culpa de su aspecto de “señorito” cuando intervino Juanito Valderrama que llamó a Federica Montseny (que entonces era ministra del Frente Popular) y la dirigente histórica de la CNT envió un motorista para que Pepe Marchena conocido como el Niño Marchena fuera inmediatamente liberado. Lo cuenta el hijo, Juan Valderrama, orgulloso de la gesta. Curiosamente Juanito Valderrama se convirtió en uno de los pocos “flamencos” de la posguerra y el franquismo que sonaba en la radio.
Ya saben que Rocío ha hecho un disco sobre Marchena, no de cualquier manera, se lo ha estudiado a fondo (y tiene en mente una tesis doctoral) y lo canta con la misma audacia de la que hacía gala Marchena.
A la segunda cantó un “Romance” que no grabó en su disco “El Niño” y a su lado el de Elche parecía que iba a rapear, que las leyes de nuestra métrica popular se parecen, y mucho, al rap. Así el público comenzó a sospechar que nos iban a dar por el “Omega”. No fue así, aunque a un sector del público le hubiera encantado eso, una orgía de la distorsión y el cante.
Rocío anunció su lado tradicional y salió el guitarrista Manuel Herrera y nos dio con unas seguiriyas donde duele, en las tripas.
Luego llegó Pepe Habichuela y parecía que el cante de Rocío acompañaba esas cosas que hace Pepe con la guitarra que no se las escuchamos a nadie más. El Habichuela glosó la figura de Marchena a través de su relación musical con Juanito Valderrama, sin quejarse de los años del desdén de las cátedras que ningunearon a Marchena, su cante y sus discípulos.
Pepe Habichuela estuvo sembrao definiendo las facultades de su anfitriona “con lo joven que es… tiene un pito mu güeno”.
Y volvió Cantizano con su eléctrica, Niño de Elche haciendo voces en la oscuridad y la batería y un sector del personal dieron muestras evidentes que por ahí iban estupendamente. La verdad es que las líricas que maneja Niño de Elche en su reciente trabajo “Voces del extremo” hubieran encajado en el concierto. En este caso hay que avisar que no se trata de flamenco, como su próxima comparecencia en el Sonar. Pero se palpa en el ambiente que es una de esas voces que hay que oir. En todo caso el cantaor, que lo es, interpretó “El coronel” tal y como está grabado en el disco de Rocío y, de nuevo, un sector del público lo vivió como el apocalipsis. El de Elche, tiene más facetas, por ejemplo ha ilustrado con su cante conferencias de Alfredo Grimaldos sobre el flamenco en la República.
En realidad Rocío presentó sus dos tendencias, la flamenca y la otra, sin mezclar a sus invitados. Nos quedamos con las ganas de ver cómo el compás de los Mellis se desarrolla junto a la electricidad de Cantizano y aquí hay que recordar a Morente, que obligó a los flamencos a vivir en el abismo del “Omega” y compartió con los rockeros la enseñanzas de la soleá. Rocio se quejó de un resfriado y nosotros de la ausencia de los “Castillos invulnerables”.