La gala de clausura se celebró el domingo, 3 de noviembre,
en la magnífica Sala Dauphine del palacio de congresos
de Grenoble y la noche empezó directamente con baile.
Solo de siguiriyas (Juan Antonio Tejero), solo de cante por
alegrías (el Selu de Cádiz) y solo de soleá
(Irene Carrasco), con el toque de Domingo Rubichi. A pesar
de la indiscutible competencia de los artistas, fue una curiosamente
estéril ristra de actuaciones unipersonales que contrastaba
con las fuertes emociones de los recitales de los días
anteriores.
Se presentó en escena la gran figura de la noche.
Hace tiempo que el veterano tocaor jerezano Paco Cepero [leer
entrevista] se dedica a tocar 'a lo Paco de Lucía'
con su cuarteto instrumental. Siempre es un privilegio estar
en presencia del maestro, pero sentía unas ganas impresionantes
de hincarme de rodillas delante del escenario y rogarle que
dejara de tanto cuarteto y volviera a tocar para cante, un
apartado del flamenco donde siempre ha ocupado un lugar de
lo más privilegiado. Hoy en día cuando los jóvenes
tocaores sólo sueñan con convertirse en concertistas,
pocos se dedican a cultivar el arte del acompañamiento
del cante. Pero los tiempos flamencos que corren exigen novedad,
vanguardismo, márquetin… Paco tocó una rumba
con aires árabes y ceperianos – el sello es inconfundible
– además de tanguillo, colombianas, siguiriya y otras
cosas difíciles de etiquetar. Tuvo la sensatez de incluir
cante. El joven Ezequiel Benítez cuyo cante también
amenizó la inauguración, volvió para
poner el punto más delicioso de la clausura, y el público
francés, cada vez más entendido, casi le come
a bocaditos.
Actuaciones en
festival LES VOIX DU CANTE FLAMENCO 3º Edition 2002