Hubo más música la noche del viernes en Vallecas en la presentación de Pepe Bao en el Miradas Flamenkas que en la gala de los latin grammy de Sevilla ¡Qué desperdicio de músicos y de talento coincidiendo con el día mundial del flamenco! empezando por la versión no-flamenca del “Se nos rompió el amor” de Rosalía que parece que no quería compararse con la de Bernarda y Fernanda de Utrera.
El caso es que uno cruza Madrid para encontrarse con el bajo de Pepe Bao capaz de cantar con las cuatro cuerdas aquello de “ay José, yo te canto Camarón, te canto pa que me cantes y me alegres el corazón”. Hay muchos bajistas en el flamenco: Benavent, Colina, JuanFe Pérez… por lo menos doce de ese nivel de excelencia y cada uno con su historia, Pepe Bao fue influido por Raimundo Amador (en su versión de bajista) y por el funky. El grupo con el que se consagró Pepe Bao se llama O´Funk´illo. En eso de mezclar funk con flamenco Pepe es el número uno del mundo mundial.
Apareció Sidy Samb, senegalés, enamorado del flamenco al que escuché por primera vez en el siglo pasado formando parte de los primeros Mártires del Compás en uno de esos conciertos que tratas de olvidar porque todo sale mal. Una mala tarde la tiene cualquiera pero en gala de los grammys empieza por el guión: los famosos antes que el talento musical. Es como aquella gala de los Oscar ¿Quién es Jorge Drexler?.que la canción la cante Antonio Banderas..
A Sidy Samb lo volví a ver en su ciudad, Dakar, como organizador del primer festival afro-flamenco que tuvo momentos de éxtasis como la primera canción que interpretó y que me descubrió a un cantante cercano a las formas y maneras de Yussou N Dour con una banda deslumbrante flanqueada por dos guitarristas flamencos (Jaco Abel, eléctrico) y El Boli un guitarrista flamenco de ¡Burgos!. Con una sección de percusiones de locura que combinan los djembés con el cajón, todo armonizado por las teclas envolventes de Nacho Lesko, caminando por los dedos de Pepe Bao y el cante sobrenatural de Sidy Samb que maneja un lenguaje musical de cruce de caminos entre el mbalax (el estilo que desarrolló n´Dour) y el flamenco. A nosotros nos parece muy africano pero seguro que en Dakar detectan los sabores flamencos. En la canción siguiente Samb cantó en español sobre las dificultades de colocarse sin papeles.
De nuevo las enrevesadas estructuras musicales senegalesas competían con el compás flamenco en un ritmo que el salsero Oscar de León definió como “trancado” y que consiste en hacer compatibles los pasos de baile con un enjambre de golpes de tambor. Los buenos “bailadores” flotan sobre esos ritmos “trancados” mientras que los modernos de todas las épocas suspiran por “ese groove”.
Aún nos quedaban sorpresas con el pianista Gabriel Peso que se fue por el lado del jazz sin que la cosa corriera el riesgo de que descarrilara y a medida de que se acercaba el final se ponía de manifiesto las dotes de improvisación de todos y cada uno de los componentes de la banda. Ahí fue donde Pepe Bao defendió el orgullo flamenco con los tanguillos “Pata Negra” antes mencionados y unas bulerías junto al djembé de Sidy Samb. ¿Cómo las quieres lentas o rápidas? Preguntó el bajista antes de lanzarse a una velocidad supersónica. En esas estaban cuando llegó el momento de la despedida, consultaron el horario y se decidieron por una rumba catalana, animados por un público que ya estaba pidiendo un bis de manera preventiva.
Una gran noche musical para un festival que ofrece una mirada diferente al flamenco clásico. Por cierto, parece urgente renovar la nomenclatura flamenca y olvidarse de los grammys y devolver la gala a Las Vegas por deterioro artístico y moral. Ese formato está estropeado.