Peña y Ogalla, bailar sobre las cuerdas

Andrés Peña & Pilar Ogalla - Festival de Jerez

Andrés Peña & Pilar Ogalla - Festival de Jerez

Espectáculo: Por cuatro reales. Bailes: Andrés Peña y Pilar Ogalla. Cante: Miguel Soto ‘El Londro’ y David Carpio. Colaboración especial al toque: Pascual de Lorca, Rafael Rodríguez, Miguel Pérez y Jesús Guerrero. Festival Flamenco de Jerez. Lugar: Teatro Villamarta. Fecha: Domingo 1 de marzo de 2020. Aforo: Lleno

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En un momento en el que las propuestas de baile flamenco suelen poner el foco en lo conceptual, en la escenografía, en las elaboradas coreografías o en el propio exhibicionismo del artista, llegaron Andrés Peña y Pilar Ogalla al Villamarta para reivindicar la importancia de la guitarra y recordar al público que no se baila igual cuando uno se mira a sí mismo que cuando escucha al otro.

Así, con una puesta en escena sencilla y sin pretensiones, los bailaores dieron una lección de generosidad poniendo su cuerpo, y sus emociones, al servicio de las cuerdas de cuatro de los guitarristas que les han acompañado a lo largo de su trayectoria. No sólo dándoles protagonismo escénico y dejándolos tocar libremente (algo que cada vez ocurre menos en el toque de acompañamiento al baile), sino invitándolos a que fueran ellos, a través de sus composiciones y de su pulso, quieres les modelaran sus movimientos.  

En este sentido, las seis cuerdas (por cuatro) fueron el eje vertebrador de la obra y el elemento inspirador que permitió a los artistas caminar desde la Templaza que tiene entre sus manos Rafael Rodríguez, quien volvió a emocionar al patio de butacas con su bohemia y su sensibilidad por zambra y tientos-tangos, a la Nobleza de las bulerías por soleá y la milonga de Pascual de Lorca. Pasando por la Lealtad y el compromiso que imprimió en su trémolo un soberbio Miguel Pérez y el Valor de un enérgico Jesús Guerrero, encargado también de la dirección musical.

Cuatro valores reales que sirvieron de asidero a Ogalla y Peña hasta un precioso cierre en el que las sonantas fueron la guía, la mano amiga que empuja cuando hace falta (polo de Guerrero), que abraza (tangos de Rodríguez), que acompaña (fandangos de Pascual de Lorca) o que te remueve (abandolaos de Pérez).

Por lo demás, en el baile, Ogalla destacó por su naturalidad y la solidez de sus movimientos y el de Peña por su habitual elegancia, temple y señorío. Unas maneras pausadas, sobrias y hasta secas que obligan también al espectador a pararse a mirar el detalle. Y de eso disfrutamos, aunque hubo momentos en que faltara el ritmo escénico y echáramos de menos que ambos salgan de la estampa ocre que envuelve su baile e impriman, desde lo que son, un nuevo color en su universo.

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