Texto: Pablo San Nicasio
Fotos&video: Rafael Manjavacas
Cante: Pedro Cintas. Guitarra: Antonio García Palmas: Antonio Jaén y Abel Arana
REVELACIÓN
No es bueno ir con prejuicios a un concierto. Que si este hace esto o el otro es buenísimo. Que si ya verás porque no habrás visto nada igual. No. Es mucho mejor coger la matrícula del artista, escrutar uno solo su bagaje y sentarse. Quitarse los tapones de los oídos, a la gente le gusta mucho hablar y vender, y poner las orejas en una sola dirección, la del escenario. Colocarse y, si puede ser, mantener siempre la idea de disfrutar.
No habíamos visto a Pedro Cintas y, sobre el papel, su laureada hoja de servicios llevaba un sello mairenista nada sencillo de recrear. Meterse en esos terrenos y no decir nada nuevo es sinónimo de tener mucho perdido. Tiempo, esfuerzos y crédito del aficionado.
Pero no, no es el caso de este cantaor que, amadrinado anoche por Blanca del Rey, dio un fogonazo revelador a la concurrencia del Corral de la Morería. Sabe lo que quiere.
Se nos olvidó el retraso en cuanto el pacense subió al cuadrilátero de los cabales y, más sin micro que con él, se recreó en las suertes y elevó el cante a unas alturas mayores incluso que las de ediciones precedentes.
No fue un recorrido de cantes novísimos, pero sí las revisiones de los mismos. Ni las tonás, ni el Romance del Conde Arnaldos o la malagueña de Chacón. Porque claro, el mapa lo tienen muchos, y los cantes de este tipo tienen ya una plantilla que parece unitaria. Pero no. Se puede subir un puerto viendo el paisaje al tran tran o se puede ser Induráin y hacer arte en las pedaladas.
Pedro Cintas tiene madera gitana de estrella, con una fuerza y unas ideas tan claras como el metal que se gasta.
Paradigmático por soleá. Estamos seguros que sus maestros, los que conoció y los que no, estarán orgullosos y bastante tranquilos porque no sólo aprendió la lección. Además, Pedro Cintas tiene caligrafía propia para escribir, negro sobre blanco, su propia historia.
Mejor aún por seguiriya y borrachera de bulería con un tema que es bandera de su disco “Papeles Íntimos”
Su grupo envuelve especialmente el producto flamenco, sobre todo Antonio García, guitarrista de conocimiento añejo y gusto por los ecos marcheneros y los más oscuros, los negros (dicen) de la zona de Morón.
El bis por fandangos tras una emocionada y justa loa de Blanca del Rey supo a enorme colofón en la velada más completa de las llamadas “Noches Brujas” del Corral.
Queda por saber si el estrellato al que puede llegar este cantaor será sólo del gusto de los aficionados a “lo puro” o también del resto de parroquianos paganos del flamenco. Pero esos son debates menores sabiendo la calidad que se presenta sobre la mesa.
Pedro Cintas