Espectáculo: Cuerpo nombrado. Baile: Paula Comitre. Cante: Miguel Ortega. Guitarra: Juan Campallo. Lugar: Rich Mix de Londres. Flamenco Festival. Fecha: Sábado, 25 de junio de 2022. Aforo: Lleno.
Es evidente que aquí, en Londres o en Pekín el termómetro del talento de un artista lo marca su capacidad para transmitir emociones y llegar al espectador. Por eso, aunque el público británico que acudía este sábado a ver a Paula Comitre en el Flamenco Festival ni siquiera supiera qué iba a ver exactamente, ni quién era ella o quienes le acompañaban, acabaron absolutamente fascinados y con “escalofríos”, decían en inglés, por esta “exquisita” y “fantastic!” propuesta.
Así, con el mismo entusiasmo que muchos sentimos cuando la vimos bailar esas inspiradas alegrías en Fandango! que le sirvieron para hacerse con el Giraldillo Revelación de la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla, los apenas cincuenta espectadores de la pequeña y acogedora sala del Rich Mix, -un moderno edificio de varias plantas con salas dedicadas al cine, el teatro o la literatura-, se removían en sus asientos, improvisaban destartaladas palmas y proferían silbidos y vítores con los que trataban de expresar su sorpresa. What amazing!, coincidían todos.
Lo cierto es que quienes sí conocemos a la bailaora sevillana y vaticinamos su prometedor futuro nos sumergimos igual en la sutil y envolvente atmósfera de este Cuerpo nombrado, un íntimo y sencillo recital en el Comitre recicla algunas de sus piezas sirviéndose como hilo conductor de los mejores escuderos: la voz dulce y melancólica de Miguel Ortega y la guitarra sensible y colorista de Juan Campallo, que más que tocar hace bandas sonoras.
De esta forma, el baile escucha atento y dialoga de manera natural con el cante y la guitarra en una fluida conversación en la que cada detalle cobra sentido. Al principio la sombra de Paula aparece proyectada sobre un fondo blanco en un juego de luces que traslada al espectador a una suerte de placentera ensoñación (¡qué alegría verla bailar con esa sonrisa!).
A partir de aquí la artista va fantaseando en un discurso a ratos amable, divertido, sensual, elegante o furioso donde Comitre despliega nervio, energía, creatividad y serenidad. Es decir, más que perseguir el virtuosismo o lo perfecto, la bailaora busca en su cuerpo y en sus movimientos los recursos con los que ponerse a prueba, desde el silencio, sin prisa. Por eso, se le ve peleona pero no agresiva, delicada pero no frágil.
En este sentido, desde el meticuloso juego con las castañuelas de los fandangos, a la guajira que le baila a Ortega con el abanico sin moverse de un cuadrado de la escena, pasando por el rabioso taranto con bata de cola o las luminosas y expansivas alegrías con blanco mantón lo que se respira es una inmaculada belleza.
Antes de entrar me explicaba Miguel Marín, el director de la cita, que el Rich Mix programa sobre todo poesía y que justo iba a comenzar un recital en la sala de al lado. “Pues lo mismo que ha habido aquí”, le dije al terminar la propuesta. Porque, sin duda, lo que hicieron los tres fue recitar versos bailados, cantados o tocados. Lo dicho, What amazing!
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