Texto: Estela Zatania
Fotos: Jean Louis Duzert
Viernes, 22 de enero, 2016. 20h. Teatro Bernadette Lafont, Nimes (Francia)
Jornada completa y variada para el penúltimo día del Festival de Nimes
Baile: Patricia Guerrero. Artista invitado, violón: Bruno Axel. Guitarra: Paco Iglesias. Cante: José Ángel Carmona. Percusión: Agustín Diassera.
El muy admirado periodista, José María Velázquez-Gaztelu, responsable de la mítica serie de Televisión Española «Rito y geografía del cante» de los años setenta, nos abrió el día en Nimes con su charla sobre «Camarón en Rito». La serie es una fuente histórica inagotable, y es un gran privilegio poder tener al director de la misma para comentar sus diversos aspectos.
La velada de actuaciones empezó con la joven bailaora granadina, Patricia Guerrero, que rápidamente se está convirtiendo en máxima figura. Deflamenco estuvo presente en La Unión hace diez años cuando ganó el primer premio de baile con sólo 17 años, y nos sorprendió a todos con su personalidad, limpieza técnica y poderío más allá de su edad. La que debutó con 8 años en la venerable peña La Platería, ahora luce una estética que es un compendio de Belén Maya con destellos de Rocío Molina y una intensidad en los silencios que recuerda una y otra vez a la gran Manuela Vargas, cuya influencia sigue siendo subestimada. Con razón Guerrero fue Artista Revelación de la Bienal de Sevilla del 2012.
«Touché» es otra obra en la línea negra que domina actualmente: escenario negro, vestuario principalmente negro y escasa iluminación en determinados momentos. Patricia ofrece bailes flamencos que son a la vez clásicos y contemporáneos, cada elemento en su justa medida para no despistar a ningún observador. Notables la siguiriya, la soleá y la bulería/tango donde el compás se hace juguete de los intérpretes.
Seré antigua, pero que Dios les bendiga a las bailaoras que se peinan bien, que hoy en día son minoría. Patricia sale impecablemente peinada, y se notan los retoques entre baile y baile, señal de una actitud de riguroso respeto por la profesión.
La limitada plantilla obliga a que sean artistas altamente capacitados, y así es. La guitarra de Paco Iglesias lleva el espectáculo con eficacia y madurez, y el joven cantaor José Ángel Carmona demuestra afición y conocimientos que mañana tendremos oportunidad de volver a saborear en su recital acústico. El violinista Bruno Axel completa el cuadro.
A las diez y media, en el espacio íntimo del Odéon, el guitarrista francés, Pepe Fernández, dio un recital abrigado por las destacadas colaboraciones del «Piraña» en la percusión, Ané Carrasco y Juan Grande al compás y la guitarra de Antonio Fernández. Si antes no me convencía la pareja cantaora de los Makarines, anoche me han seducido con su sorprendente sonido, cultivado con el mejor gusto. Al estilo de Paco y otros, Pepe empezó con una bellísima rondeña, y ya su capacidad te asombra. Pulsación limpia y poderosa, ideas musicales originales y un sonido muy flamenco. Los demás componentes se unen al grupo para alegrías, bulerías, un tema minero que deriva en abandolao y el público enloquece. Hoy en día el flamenco francés es una realidad: una faceta más de este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.