Texto: Sara Arguijo
Fotos: Adam Newby
Ciclo Jueves Flamencos. Cante: Inés Bacán, Dolores de los Santos 'Agujetas' y María Peña. Guitarra: Antonio Moya. Palmas y jaleos: Rocío 'La Turronera' y Verónica Bermúdez. Lugar: Fundación Cajasol (Sala Chicarreros) Fecha: Jueves 28 de mayo. Aforo: Lleno.
La verdad «vende escaleras»
En un ambiente distendido de la rueda de prensa previa al espectáculo se contaba que Pedro Bacán -seguramente la figura sin la que no hubiese existido esta propuesta- «vendía hasta las escaleras». Es decir, había tanta expectación en torno a lo que el guitarrista lebrijano conseguía poner sobre el escenario que la gente pagaba la entrada aunque fuera para quedarse en los pasillos. Pues a eso mismo hubieran estado ayer dispuestos los espectadores que esperaban pacientes en la taquilla con la hora de inicio ya pasada por si quedaba algún hueco libre para presenciar 'Pasión', el espectáculo con el que Inés Bacán, Dolores de los Santos 'Agujetas', María Peña y Carmen Ledesma pusieron fin a esta primera temporada de los Jueves Flamencos de Cajasol.
Verdaderamente fue emocionante respirar la sensación del público al saberse afortunado de poder vivir en primera persona lo que estas cuatro mujeres, representantes indiscutibles de la pureza de sus dinastías gitanas, podrían ofrecer. Porque se las ve poco, porque pocas veces juntas y porque, en cualquier caso, son de esas artistas que uno nunca se debe perder.
Así, lo mejor fue irse dejando llevar por el traqueteo del cante y el baile en este viaje en tren por las raíces del flamenco en el que hicimos parada en Jerez, Lebrija, Utrera y Sevilla pero en el que hubiéramos estado dispuestos a llegar hasta la conchinchina. Sobre todo, porque las cuatro, guiadas por la flamenca guitarra de Antonio Moya, transmitieron en todo momento a base de besos, abrazos, sonrisas cómplices y muestras de cariño sincero, que estábamos invitados a sentarnos en su mismo vagón.
Y claro, en familia, hicimos el recorrido desde los martinetes hasta las bulerías dejándonos lo mismo herir en las seguiriyas por el quejío roto y duro de Dolores Agujetas, que acurrucar en las soleares con la dulzura del eco generoso de Inés Bacán, que arrollar por la fuerza y poderosa voz de Mari Peña por tientos, que aturdir por la maestría, feminidad y personalidad que desprenden las caderas y los brazos de Carmen Ledesma por romance. Impresiona la naturalidad con las que estas artistas expresan su arte. Conmueve comprobar la paleta infinita de matices que se encuentra en lo jondo. Sorprende -por inusual- la verdad con la que se expresan.