Paco del Pozo «Una copla por recuerdo» – Reseña & fotos

Paco del Pozo

Paco del Pozo

Silvia Cruz Lapeña

Fotos: Paco Manzano

Cante, idea original, dirección: Paco del Pozo
Guitarra, música original: Paco Vidal
Violoncello: Cary Rosa
Percusión: Tino Di Geraldo
Repertorio: Carlos Martín, Paco del Pozo
Colaboración al baile, ayudantía de dirección y coreografía: José Barrios

El encanto de lo sutil

Lo más conveniente es acudir a las citas sin esperar nada. Cuando una va relajada, sin la prisa que impone el bolígrafo mientras observa un espectáculo, sin el ansía de captar cada detalle para dar cuenta de él, es cuando la piel puede complementar a ojos y oídos y llevar a cabo esa tarea tan suya que consiste en revelar lo sutil. A mi me ocurrió en la Suma Flamenca con la actuación de Paco del Pozo

Que este hombre canta bien, está demostrado. Lo que estaba por ver en “Una copla por recuerdo” era su rollo en la escena, cuáles iban a ser sus encantos, su punto, esa chispa imposible de medir en corcheas. Y lo que encontramos los que allí estuvimos fue un estilo sobrio y sin estridencias, minimalismo bien entendido y una compenetración extrema entre unos músicos que no sólo cubrieron a Paco de música excelente, sino que disfrutaron oyéndolo cantar y moverse por el suelo del Teatro de la Abadía. Paco fue una sorpresa, no por su voz, insisto, que está más que evaluada. Lo fue por la magia que desplegó en forma de coplas llevadas al flamenco y de flamenco traído a las coplas, en un viaje de ida y vuelta en el que se vio un estudio y una lectura concienzuda de los cantes y su historia y de quienes los cantaron. Y lo hizo sin pretender ser cantante, sino aferrado a su ser de cantaor. 

Paco tuvo una compañía de lujo. A saber: el pulso maestro de Tino de Geraldo, el baile furioso de José Barrios, el atinado y emotivo violoncello de Cary Rosa y la guitarra de Paco Vidal. Esa guitarra fue un milagro. El disfrute que experimenta y que transmite Vidal, que ha compartido espacios con Rafael Riqueni y Serranito, lo convierte el sanluqueño en pura vida. Qué gusto tiene con las seis cuerdas, cómo las amarras y las gozas. Pocas veces se ve a un músico disfrutar de esa manera, sonreír ante lo expuesto y ser capaz de espantar la ceniza que tantas veces, por desgracia, acompaña a los flamencos. Pura vida este Vidal, que además es generoso. 

Paco trajo a escena a Manolo Caracol, a Juanito Valderrama, a Marchena y a Pepe Pinto, entre otros. Los trajo a su manera, sin imitarlos, después de una digestión de sus cantes que se nota ha sido larga. No fue Paco a improvisar ni a cantar bonito y nada más. Homenajeó a todos esos nombres como merecen, sin convertirlos en lo que no son, sin querer hacer de la copla una nueva forma de canción ligera y sin olvidarse de que su apuesta es flamenca. Paco tiene una forma de masticar las letras, de arrimarse al límite de los tercios que resulta espeluznante. Provoca el aullido del público porque se arriesga. Y lo hace sin aspavientos, sin excesos mal entendidos y sin pretensión de ser lo que no es. Paco, a pesar de ir con un repertorio de copla, puso el listón flamenco altísimo en esta Suma. Su apuesta, sus cualidades y unos músicos generosos y compenetrados lo hicieron posible. Y el público, enardecido y sabedor de que amor con amor se paga, le aplaudió hasta el cansancio.


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