Fotografías: Marina Leontieva y Alberto Romo
La capital rusa de la danza ha vuelto a acoger con ovaciones el Festival Flamenco en San Petersburgo. Carlos Chamorro, mariana Collado, David Coria y Ana Morales han llenado de calor dos tardes gélidas del diciembre peterburgués en un festival que toma nuevo impulso y abre nuevos horizontes de cooperación entre España y Rusia.
Un año más, durante unos días San Petersburgo se ha convertido en el epicentro flamenco de Rusia presentando el flamenco en sus más variados registros, aunque siempre entendido como arte escénica. No en vano, por este acontecimiento han venidos desfilando artistas tan diversos y de tanta calidad como Belén Maya, Sara Calero, Patricia Guerrero, Rocío Molina con La Tremendita, Dorantes o Andrés Marín, entre otros. En esta ocasión el festival se ha desarrollado este año los días 5 y 6 de diciembre y ha apostado por dos propuestas estéticamente muy diferentes y de factura excepcional.
La compañía Bojiganza, de Carlos Chamorro y Mariana Collado, inauguró la edición 2016 con Vecinos, una obra de autor perfectamente resuelta por ambos intérpretes, que utilizan para este montaje músicas de diferentes registros, como José Almarcha, Yann Tiersen o Pablo Suárez. También la obra está muy bien complementada por proyecciones del artista Manolo GV e incluso la voz en off de Eduardo Galeano. Chamorro y Collado plantean una obra llena de ternura pero también de reflexión ante una sociedad multitudinaria en la que, sin embargo, las personas no conocen a sus vecinos, frustrando de ese modo la posibilidad de desarrollar relaciones humanas. Una puesta en escena eficaz y la magnífica interpretación de los bailarines lograron sostener una obra que cuenta sol con dos artistas en la escena. Un prodigio.
Al día siguiente es protagonista fue David Coria, que contó con la colaboración de Ana Morales como artista invitada. En este caso la propuesta se centró más en la propia danza ya que ambos exhibieron un intenso recorrido por una gran diversidad de estilos. Espiral trata de expresar la imprescindible relación entre el ayer, el presente y el futuro del flamenco. Podríamos resumir este espectáculo en este conocido pensamiento machadiano: Ni el pasado ha muerto ni está el mañana, ni el ayer escrito. El espectáculo no tiene pausas y tanto los músicos (Miguel Ortega, Jesús Guerrero y Daniel Suárez, todos espléndidos) como los bailarines trabajan en la escena para que la obra tenga esa continuidad e intensidad. Coria y Morales despliegan infinidad de recursos y ejecutan con gran precisión. Esto gusta mucho al público ruso que despidió a los artistas en pie y con una cerrada ovación.
Otro aspecto destacable de este festival es su modelo de gestión, basado en la coproducción entre dos iniciativas privadas, una española y otra rusa: Proyecto Flamenco en el Mundo (productora Endirecto FT y Asociación Flamenco en el Mundo) y La Casa del Flamenco Flamenquería. Ambas partes han sido capaces de concitar apoyos tan importantes como los de Marca España, INAEM (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte), Turismo Andaluz, Embajada de España en Rusia, Ministerio de Cultura de Rusia o el Instituto Andaluz del Flamenco.