Niño de Elche, en legítima defensa

Niño de Elche

Niño de Elche

La Noche Blanca del Flamenco de Córdoba

José Manuel Gómez Gufi

En la cafetería del Ave me encuentro con Raúl Cantizano que me cuenta lo de Israel Galván y Niño de Elche en el Sonar

– ¿Qué hicieron?
-“¡Qué no hicieron!”

Pasa Esperanza Fernández a nuestro lado.

-¿Viste a Rosalía?
-”No pude entrar”.

Mi anfitrión en Córdoba es Fernando Vacas, productor del disco de Remedios Amaya “Rompiendo el silencio” y autor de la Opera Flamenca “A través de la Luz” (27 de junio. Madrid, teatro Cofidis Alcazar). Esa mañana ha enterrado a su padre. En un bar de la plaza de la Corredera me cuentan que lo de la noche blanca ya no es pa tanto, que lo de las masas atascando la ciudad fue en pasadas ediciones, que ahora buscan otra cosa. Intento situarme. A las tres de la tarde sólo hay turistas por la calle que aumentan en número según te acercas a la Mezquita, en el patio de los Naranjos actúa Rocío Márquez. Un lujo. A la caída de la tarde localizo a un compañero de la universidad al que hace más de 30 años que no veo, cenamos y nos vamos a ver a Niño de Elche que está sobre un escenario al aire libre del centro de Arte contemporáneo. Comienza con su antología del Cante Heterodoxo interpreta los tangos de la Menegilda cantada como si fuera una vedette de otra época, interpreta la caña/pasodoble de Rafael Romero El Gallina y cuando llega a la rumba de Dolores Flores insinúa que las cosas no están claras, que se puede acabar en la cárcel por una canción o un pensamiento antes de preguntarse ¿quien tiró la bomba?. La banda ha crecido por el lado electrónico, hay un ordenador más en la mesa, el cantaor no hace performance como en las presentaciones de su Antología y ha salido con el traje puesto. Hay dos palmeros al fondo y Raúl Cantizano está al frente de las guitarras. Hay una pequeña multitud ante el escenario y hace una noche muy agradable. Paco Contreras le pide al de las luces que haga un guiño de su paso por el Sonar y se encienden las luces blancas del techno furioso. Es el momento en el que cruza la frontera, y pasa de la heterodoxia a la disco… Cantizano cambia la sonanta por zanfona y nos metemos en Raverdial, mezcla de Rave y lo que sea que le mete al puchero. Uno que no tiene ni edad, ni ganas, de meterse en ese jardín, recibe la mezcla como una liberación razonable.

EN LEGÍTIMA DEFENSA

Ya saben que hay un sector que considera que Niño de Elche no es “comestible” para los estómagos flamencos. Por el otro lado hay un sector que considera que lo que hace el “Niño” es una de la escasas novedades del cante jondo de los últimos 40 años y aún existe un tercer sector al que la historia del flamenco le da igual y le parece muy estimulante la actitud y el trabajo del cantaor.

Hubo gente que en esa fase abandonó el recinto en busca de…comida, bebida o flamenco entero y verdadero. Porque a esa hora lo que nos habíamos perdido era para hacer un festival: Daniel Casares con Orquesta, David Palomar con Keko, Isabel Bayón, Rocío Márquez, Capullo de Jerez, Jesús Mendez, Antonio Canales con La Talegona entre otros.

En la plaza de la corredera asistimos a un momento “mágico” con el trío de Ali Khattab, el tocaor egipcio que estaba intercambiando melodías arábigas con Kiki Cortiñas y Bandolero.

En el Automático los que huían del flamenco tuvieron alguna oportunidad de reconciliarse con un sesión “planetaria” con la aparición física de dos de los artistas de la ciudad, La Negra y Panky que luego se fueron a Escuchar a Diego Carrasco que estaba en la plaza del Potro llena hasta la bandera donde unos amigos contaron que el show de Niño de Elche fue el mismo que en San Isidro en las Vistillas. La cosa acabó con Alba Molina y Joselito Acedo.

Me he prometido volver cargado de bocatas y con el google maps instalado para no perderme otra vez.

Fotografías Noche Blanca del Flamenco de Córdoba (Miguel A. Valverde)

 

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