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Guitarra de concierto. Niño
de Pura. Cante: Rafael de Utrera. Segunda Guitarra: Juan Ma.
Real. Percusión: Agustín Henkel. Palmas y compás:
Lolo Rincón y Juan Rincón.
Grupo de Fuensanta la Moneta. Baile: La
Moneta. Cante: José Valencia y Miguel Lavis. Guitarra:
Miguel Iglesias y David Carmona.
Texto y fotos: Estela Zatania
Dos jóvenes talentos que ya no son promesas sino
realidades, compartieron recital la noche de jueves dentro del marco
del Festival de la Mistela celebrado anualmente en Los Palacios
y Villafranca desde los años setenta. Desde aquel primer
festival, cuando muchas calles del pueblo todavía eran de
tierra y donde se presentó profesionalmente el bailaor local
ahora convertido en figura, el Mistela, ha habido cambios de formato,
duración e infraestructura, pero el deseo de los organizadores
de presentar flamenco clásico de alta calidad, siempre con
especial atención a los jóvenes, no ha cambiado. Dentro
del amplio cartel, el programa del día 26 ofreció
el atractivo de presentar a uno de los más destacados concertistas
de guitarra, y a una interesantísima bailaora granadina.
El compás sin concesiones y el
fraseo sin ambigüedades
Daniel Navarro tiene una cara de niño que parece justificar
su nombre artístico, “Niño de Pura, y desmiente
sus cuarenta años. No obstante, cuando coloca los dedos de
la mano izquierda sobre el diapasón, y los de la derecha
empiezan a dialogar con las cuerdas, sabemos que estamos ante un
veterano de muchas guerras flamencas. Pertenece a la prolífica
generación nacida en la década de los sesenta, la
de Manolo Franco, Gerardo Núñez, Juan Carlos Romero,
José Luis Rodríguez, Rafael Riqueni, Juan Manuel Cañizares
o Vicente Amigo, la primera hornada que se formó artísticamente
en pleno auge de Paco de Lucía, y cada uno desarrolló
a su manera el universo de posibilidades abierto por éste.
Rafael de Utrera / Niño de Pura
Dentro de esta perspectiva, Daniel tiene un gusto clásico.
No hay coros “naineros” y la percusión es discreta,
como lo es el empleo de los acordes extendidos. Su larga experiencia
acompañando cante y baile recuerda el famoso consejo de Sabicas,
que para tocar como solista, primero hay que tocar veinte años
para cante y veinte para baile. El maestro pamplonés no especificó
si años simultáneos o consecutivos, pero el asunto
es que el toque del Niño de Pura está anclado en un
compás sin concesiones y un fraseo sin ambigüedades.
La voz de Rafael de Utrera embellece algunos temas, una segunda
guitarra respalda puntualmente, y lo que más se agradece,
las composiciones conservan todo el color de los respectivos palos.
Abre con taranta en solitario, luego se incorporan segunda guitarra,
percusión, palmeros y cantaor. Suena el toque de alegrías
con un bellísmo efecto de “chorro de notas” que
suena a agua y a mar. Rafael de Utrera mete la soleá apolá
que siempre interpreta, y remata por alegrías.
El picado, esa técnica que tanto esfuerzo les cuesta a los
guitarristas, ya casi no se lleva, pero la noticia le trae sin cuidado
al Niño de Pura, quizás porque pica limpio y veloz
con gran facilidad y administra bien la técnica. La guajira
a paso ligero tiene un sonido luminoso, una pieza, “Fantasía”,
ofrece gran musicalidad y las bulerías terminan con el cante
de Rafael de Utrera recordando cuplés populares de su pueblo.
Fandangos de Huelva es la elección poco habitual para cerrar.
Incorpora algún aire extremeño, y de pronto la melodía
de un verso entero de fandango es picada con velocidad y precisión,
posiblemente el picado más largo y continuo jamás
ejecutado. El efecto es francamente impactante, la gente salta de
las butacas como si impulsada por un resorte y así acaba
el recital entre gritos y aplausos.
El gesto sutil puntuado con arranques
geniales. Dios está en los contrastes.
A Fuensanta la Moneta no la ves dos veces igual, lo cual es buena
señal. Tiene veintidós añitos y está
pasando por una dinámica etapa formativa. Es bailaora de
inspiración y temperamento, se está buscando con cada
actuación, y la buena noticia es que se está encontrando.
Lo instintivo en un artista no vale nada si no hay una base técnica
y vivencial, y esta joven la tiene gracias en gran parte a los años
que ha bailado en los cuadros de las cuevas de Sacromonte.
Fuensanta La Moneta: temperamento
Hace pocas semanas esta misma bailaora se presentó dentro
del marco de la Bienal de Sevilla con una actuación hiperactiva
y sobrecargada de intensidad que se autoanulaba con cada movimiento,
posiblemente debido a un excesivo deseo de quedar bien en el prestigioso
festival. En el humilde pueblo de Los Palacios la hemos visto dueña
de sí, sacando máximo provecho del gesto sutil puntuado
con arranques geniales. Dios está en los contrastes.
Lo primero que viene en el programa es “Alegrías (con
bata de cola)”, así de exótico ha quedado el
bellísimo accesorio de la bata que ahora es digna de mención
especial. Fuensanta demuestra un manejo energético pero natural
de la misma haciendo perfecto juego con su intensa forma de bailar.
Su baile es un potente híbrido de las hermosas posturas de
Argentinita y la fuerza dramática y rítmica de Carmen
Amaya.
José Valencia al cante interpreta malagueñas, un
palo que maneja con sorprendente soltura para ser cantaor de atrás.
Termina por un compás abandolao con fandangos del Gloria,
una jabera que despierta el vello de la que escribe y un fandango
de Granada rematado con el baile de Fuensanta. Tonás de los
dos cantaores se funde en siguiriyas para el último baile
que no deja lugar a dudas del buen hacer de esta joven bailaora
en ascendencia.
Manuela Ríos,
José Anillo, Rafael Rodriguez en el Pozo de las Penas |
Un trasnoche de lujo se ofrece cada día del Festival de
la Mistela en la venerable peña Pozo de las Penas. En esta
ocasión gozamos del toque de Rafael Rodríguez, el
cante de los gaditanos José Anillo y Miguel Rosendo y el
baile profundo y expresivo de Manuela Ríos.
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