Mujeres en Toulouse

Festival Flamenco de Toulouse

Festival Flamenco de Toulouse

S.A. Ruiz

Fotos: Fabien Ferrer

El 23 y 24 de marzo -el mes de las mujeres- tres flamencas han tomado por asalto el Festival Flamenco de Toulouse (creado y dirigido por otra mujer, Mª Luisa Sotoca), y lo han hecho por partida doble.

Sara Calero y Gema Caballero pusieron el alma en  una exquisitez de espectáculo titulado Petisa Loca. Y, por su parte, Gema Caballero y Rosario La Tremendita estrenaron un proyecto al alimón titulado «CantAhora». Propuestas ambas con una altísima carga de originalidad que confirman la preponderancia  actual de las mujeres en la creatividad  flamenca. 

‘PETISA LOCA’, LA INTELIGENTE DELICADEZA DE SARA CALERO

Baile: Sara Calero. Cante: Gema Caballero. Guitarra: José Almarcha. Música electrónica: The Lab. Idea original y dirección: Sara Calero y Gema Caballero.

No vamos a descubrir a estas alturas que Sara Calero es una excelente bailarina/bailaora. Ya lo viene demostrando desde hace mucho, cuando por ejemplo destacaba en formaciones de élite como el Ballet Nacional de España o la Compañías Andaluza de Danza, entre otras.  Pero Sara Calero necesitaba hablar en nombre propio, desarrollar su lenguaje personal y crear desde la nada sus propios discursos. Desde la ‘nada’ porque todas sus obras, hasta la fecha, han sido originales: nada de versiones, nada de reinterpretaciones. Tras Zona Cero, el Mirar de la Maja y Cosmogonía ahora llega la última entrega de su mundo: Petisa Loca. 

Petisa Loca es una historia de vida. La Guerra Civil fue para muchos españoles un dramático punto de inflexión y en este caso marcó el destino de la protagonista de la narración. El espectáculo comienza con versos de Explico algunas cosas de Pablo Neruda: un número estremecedor que logra incorporar al espectador de golpe en la historia. Avisamos: hay que hacer esfuerzos por contener las lágrimas.  La música electrónica de The Lab va subrayando la dureza de aquella existencia, pese a que tras la contienda, los vencedores quisieran sumergir a España en una complaciente estampa tradicionalista y bienpensante. Pero aquella sociología de pastel del franquismo y del catolicismo dejó a su paso muchas vidas rotas. La ambientación sonora de The Lab contribuye decisivamente a expresar esa tragedia soterrada que Sara Calero dibuja sutilmente con sus inquietantes interpretaciones incluso de bailes de fiesta. 

Esos dos discursos opuestos, el de la España oficial y el de la España real, presiden el primer acto de la obra. La salida de la protagonista –como la de tantos otros en aquella situación- es la emigración a América. Y ahí nos quedamos: no seguimos con el argumento porque lo mejor es que el espectador lo siga por sí mismo. 

Nos centramos ahora en el plano artístico donde tenemos que destacar que estamos ante una nueva delicia del tándem Calero-Caballero. Es difícil destacar este o aquél número en una obra tan magistralmente construida de principio a fin. Musicalmente es impecable. Gema Caballero ha demostrado nuevamente sus dotes no solo de interpretación (inapelable en esta obra), sino también de creación, porque la dirección musical es suya. Ha contado, eso sí, con excelentes colaboradores como los mencionados The Lab y el magnífico guitarrista José Almarcha. Se nota el intenso trabajo conjunto de la compañía porque el resultado tiene una coherencia casi férrea: la iluminación, la puesta en escena, el vestuario, las letras de los cantes… hasta el más mínimo detalle está sobradamente pensado y reflexionado. En realidad es la marca de la casa. Sara Calero sabe muy bien lo que quiere en cada espectáculo y es consciente de que el verdadero valor está en la conjunción de todos los elementos artísticos. Con su baile, con el cante, con la música, con la escenografía, con el atrezo, con la iluminación… con todo logra poner verdaderamente en pie una obra que, en este caso, nos cuenta la vida de una mujer que es víctima de su tiempo, pero sin un ápice de sensiblería.

En Petisa Loca Sara Calero demuestra una vez más su altísima calidad como bailarina y su gran talento para construir espectáculos de bellísima factura. Esta obra tiene pasajes de gran exigencia técnica que la Sara solventa con delicadeza y exquisitez. Además, vuelve a poner de relieve su destreza interpretativa defendiendo personajes dramáticos complejos (donde conviven la supervivencia y la ingenuidad) y, sobre todo, aplica una mirada inteligente a sus argumentos. La obra está perfectamente estructurada y tiene un ritmo muy acertado. En un montaje así ni cabe un final feliz ni se puede caer en la tentación de la fatalidad. No, porque se trata de la vida misma: un río de adversidades y dichas que cargan el depósito emocional que cada ser humano lleva consigo. Petisa Loca es un auténtico melodrama que Sara Calero resuelve en la danza con la maestría que Douglas Sirk, Bertolucci o Almodóvar han aplicado en el cine. 

 

 

ROSARIO LA TREMENDITA Y GEMA CABALLERO: CANTAORAS Y CREADORAS

Espectáculo: «CantAhora». Cante: La Tremendita y Gema Caballero. Guitarra y bajo eléctrico: Rosario La Tremendita. Idea original y dirección: La Tremendita y Gema Caballero.

No es gratuita la adjetivación de “creadoras” en estas dos mujeres. En los últimos tiempos el marketing del flamenco está enarbolando la palabra “revolucionario” para aplicarla impunemente a artistas que a día de hoy no pasan de la categoría de intérpretes. La revolución es una cosa muy seria que está solo al alcance de unos pocos genios cuya inquietud expresiva ha pasado previamente pos alcanzar un dominio absoluto de la materia artística con la que trabajan y que, después, se encargan de transformar. Así ha pasado con Paco de Lucía, con Manolo Sanlúcar, con Camarón o con Morente. 

En el caso que nos ocupa no hablamos de revolución, pero sí de evolución, porque nos encontramos ante dos mujeres cuyo camino de crecimiento –sin impostura y sin marketing-  les está llevando de forma natural a la elaboración de discursos auténticamente creativos. Gema Caballero y Rosario La Tremendita tienen estéticas muy distintas pero han seguido caminos paralelos en cuanto a formación y compromiso con el flamenco. Conocen al milímetro los cantes, las escuelas, las emociones… Ambas no solo son unas excelentes intérpretes sino que cada una de ellas –a su respectiva manera- ha desarrollado una identidad propia que hace que los estilos le suenen distintos. Y además, ambas llevan años ejerciendo la dirección musical de espectáculos de danza. En definitiva: dos mujeres muy diferentes que tienen en común su  talento, su inquietud investigadora, el haberse construido una identidad propia y con vocación y capacidad para la creación. Así lo han demostrado en su propuesta conjunta: ellas, modestamente, la titulan Cantaoras, pero en vista del resultado bien podría titularse Creadoras.

Si de Cantaoras decimos que el repertorio está formado por fandangos, bambera, soleá, tangos, malagueña, sevillanas, tanguillos, etc., no estaríamos reflejando la verdadera esencia del espectáculo. Esos cantes están, sí, pero no como un recital al uso, sino como en forma de pequeños universos elaborados en torno a cada estilo: que cada uno de esos palos –y otros más- son presentados después de un exhaustivo trabajo de creación. Cada número no es un tipo de cante, sino una construcción musical en toda regla elaborada a partir del estilo concreto. Nadie puede decir que no canten “por derecho”, pero nada suena a tradicional… Y todo suena a gloria. 

Es muy interesante comprobar el trabajo de investigación que hacen en cada pieza del espectáculo: exploraciones melódicas, diferentes patrones rítmicos dentro de un mismo compás, hacen que convivan formas flamencas que tienen vidas independientes, etc. Su propuesta no da tregua y eso les exige lo mejor de sí mismas en cada momento. Ambas se miran, se escuchan, se esperan, se cantan –a veces a dos voces-, se animan, se complementan: Como diría Ricardo Solfa, mujeres imán.

Y en cuanto al planteamiento escénico las dos artistas se muestran sin más compañía que los múltiples instrumentos: guitarra, bajo eléctrico, cajón y cascabeles. Rosario acompaña a Gema –por cierto, excepcionalmente por soleá- y se acompaña a sí misma con la guitarra y con en bajo en un alarde de triple salto mortal. Con una cuidada puesta en escena -sobria pero eficaz- La Tremendita y Gema Caballero exponen el fruto de su trabajo en común: dos amplias y ricas trayectorias que se brindan la una a la otra porque ellas son las primeras que disfrutan y en este empeño no se guardan nada porque en el escenario solo hay verdad: o, mejor dicho, dos verdades en una. Y solo con verdad puede haber evolución y, quién sabe si mañana, revolución.

 

 

 


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