Baile: Belén Maya Cante: Mayte Martín Guitarra: Juan Ramón Caro, José Luis Montón Violín: Olvido Lanza
La cantaora granadina Carmen Carmona ofreció
su recital en el Museo Taurino con la guitarra del jerezanísimo
Niño Jero para esta décima jornada del festival, y
extraña mezcla que ha sido. Independientemente de la poca
preparación de Carmen, que seguramente luce mejor en grabaciones,
el compás dinámico de Periquín apenas pudo
contenerse para arropar el cante frágil y algo 'lite' de
la cantaora.
Sin embargo el estreno del dúo femenino de Belén
Maya y Mayte Martín con su obra (ahora todo todito se llama
'obra') 'Flamenco de cámara' fue una presentación
esmerada y fresca que el público recibió con gran
entusiasmo.
En la rueda de prensa del día anterior uno preguntó
a las dos mujeres sobre el nombre del espectáculo, y no hubo
una respuesta satisfactoria. Pero después de haber presenciado
lo que se ofrece, el curioso título tiene pleno sentido.
Es un trabajo intimista y reducido. En las palabras de Belén:
«Los espectáculos son para emocionar, y cuanto menos
se necesita para hacerlo, pues mucho mejor».
La catalana Mayte Martín hace doblete cantando p'atrás
para el baile de Belén Maya además de p'alante como
cantaora solista. La claridad y dulzura de su voz no acaban de gustar
por ciertos palos a pesar de su obvio dominio de los mismos. No
obstante posee la sensibilidad, afinación y soniquete idóneos
para los cantes de ida y vuelta, y su guajira al estilo de Valderrama
fue toda una delicia. También mantuvo al público pendiente
de cada giro y melisma con el garrotín a pesar de un curioso
sonido de reverb en la megafonía. Quizás sobrara una
siguiriya a palo seco, bien estudiada pero algo fría. Son
dos ramas de cante que pocos cantaores abarcan con igual maestría.
Belén Maya carece de la espectacularidad y crudeza emocional
de otras figuras del baile flamenco, pero con una sensualidad a
la antigua, heredada de su madre (Carmen Mora) a la que perdió
siendo aún muy joven, y las posturas escuetas y geométricas
de su padre (Mario Maya), se hace un nicho importante, anteriormente
deshabitado, dentro del panorama actual del baile. La bailaora ganó
al público con su sencillez, honestidad y frescura. Para
dos bailes lució bata de cola, atuendo que poco a poco vuelve
a los escenarios flamencos gracias a los esfuerzos de doña
Matilde Coral y sus discípulas como Milagros Mengíbar.
En la soleá de presentación la insistente proyección
masculina de Mayte Martín inquieta, pero la perfecta comunicación
artística entre ambas mujeres en las alegrías, donde
Mayte recuerda unos cantes de Lole Montoya, aporta momentos nada
menos que deliciosas. También llegamos a aceptar plenamente
la 'fusión' de un violín discretamente dosificado.
Mayte remata el baile con una rica serie de cantes gaditanos y uno
llega a sentirse agradecido por poder saborear esta cara del flamenco
que proyecta auténtica simpatía y suave humor en lugar
de la falsa agresividad a la que aspiran otros.
Después en la Bodega de los Apóstoles, dentro del
apartado 'Café cantante' Diego Amador ofreció su actuación,
y en la Tertulia Flamenca Pepe Alconchel los flamencobsesos pudieron
disfrutar con el cuadro de baile de Ana María López.