Vermú y potaje en la bienal de Málaga
Desde que el pop colonizó el arte moderno, los domingos ya no son lo que eran. Aún existían los Beatles cuando me enviaban a misa…endomingado. Luego interrogatorio ¿de qué color iba el cura?
-No me he fijado… ¿verde?
Luchamos por el derecho a decidir llevar pantalón largo e ir a misa. Lo cambiamos por una bolsa de pipas y un cineclub, ¡qué lejos nos quedaban las odiseas en el espacio y el 2001!. Luego llegó la universidad y las mañanas del rastro o del Teatro Real por encima de la lámpara, a ratos gambas y luego crisis y otra crisis… hasta que un día Angel Rojas se inventó un plan para el domingo por la mañana: potaje y vermú en el teatro Flamenco Madrid en el corazón de Malasaña, al lado de la Gran Vía, oficia Maui de Utrera.
A Maui la conocí en la filmoteca, iba de la mano de Martirio y fue un flechazo. Hay gente que se pasa la vida buscando “el duende” y cuando se lo presentan en carne y hueso ni se enteran. Estos duendes también tienen días malos pero se esfuerzan por compartir la parte luminosa de la vida, aunque no te llegue para gambas.
Aquí estamos, en Málaga, con cara de haber tomado un vermú en la puerta, que no se puede pasar con el brebaje. Eso en Nueva York lo tienen solucionado, te venden el vino y el vaso hermético. El caso es que el guión es relativamente sencillo. Se hace un potaje en directo, y mientras la cosa echa humo, se recibe a un invitado y se cantan canciones. No intenten registrarlo en la oficina de patentes se ha hecho mil veces en la tele. No intenten hacerlo en casa, nueve de cada diez veces se quema la comida entre cante y cante.
La orquesta de acompañamiento la componen Paco Soto a la guitarra y Kiko Martín y Juan Carlos Gil que hacen de todo, palmas, coros, zapateados, coreografías y sirven de sostén para gags y otras acrobacias. Paco Soto además de tocar muy bien la guitarra interviene en lo del potaje sugiriendo inundar el caldo con pimentón.
Ayer era el día del jazz y, por la razón que fuere, la mayoría del auditorio lo ocupaban mujeres. Maui va contando los secretos del guiso hasta que llega la invitada con el ingrediente que falta, en este caso María Peláe y se lía una conversación entre comadres que miran de soslayo el color del potaje que, a estas alturas, parece un cuadro de Andy Warhol con etiqueta. La intervención de la Peláe concluye con una canción de esas que escribe la malagueña con su poquito de ternura, su pizca de compás y con un puñao de descaro. Todo muy pop.
Has visto el show unas pocas de veces, pero aún así merece la pena disfrutar de Maui como se disfruta siendo un niño chico. Es verdad que el vermú añade su chispa y que ella no abusa de su carrera de violonchello a la hora de interpretar “procuro olvidarte” que su tío Bambino llevó al éxito con su estilo inimitable. Maui cuenta sus encuentros infantiles con Bambino en Utrera cuando ella iba a la clase de latín y su tío le enseñaba a tomarse la vida a sorbitos.
Maui tiene mucho repertorio y acaba con “la noche perfecta” una canción de amor y luego su pequeña ración de potaje, bendecida con un cante y así ya no te pesa la tarde del domingo.
Vídeo & fotografías: @Manjavacas.flamenco