David De Jacoba abrió triunfal la segunda noche de conciertos del festival Bierzo al toque
Decía Duke Ellington que el arte está en la manera de cocinar. Y así en la historia del jazz la orquesta del Duque sonaba en las antípodas de la del Conde y cada músico aportaba un sonido único… hasta que aparecieron las escuelas del jazz y nos encontramos delante de músicos cortados por el mismo patrón, con el mismo sonido. Hay trompetistas que aspiran a ser como Wynton Marsalis seguramente por que ser como Dizzy Gillespie o como Miles Davis requeriría varias vidas y todas muy intensas. En el flamenco ha ocurrido los mismo y los bailaores viejos se quejan de que los jóvenes se parecen todos. En el cante pasa lo mismo, en la guitarra…también. Y ya se empieza a decir lo mismo de flautistas y cajoneros.
Martirio pertenece a esa estirpe de seres únicos que han hecho de su vida, arte y oficio. Vino a Ponferrada a proclamar su amor por la copla y el jazz y se trajo un trío encabezado por Chano Domínguez ”el mejor pianista de flamenco jazz que hay en España”, dijo. Hace treinta años la afirmación no tenía demasiado sentido, por reiterativa. Hoy sabemos que existen varias docenas de pianistas de ese estilo en España y parte del extranjero.
La noche de conciertos había empezado con la banda de David de Jacoba un cantaor que se dio a conocer en la banda de Paco de Lucía y que lleva a escena la misma manera de situarse en el escenario, en forma de media luna con el bajista a la derecha y un batería a la izquierda. Decíamos ayer que la sala de turbinas es una trampa sonora que se multiplica con las bandas eléctricas y esta es de las que pueden hacer saltar chispas. Los técnicos mantuvieron la ecualización en los límites apropiados para la sensibilidad, el arte y las entendederas. Ahí escuchamos al cantaor relajando la tensión de los brazos y sacando el alma por la garganta que hizo que el público de Ponferrada levantara el culo de sus asientos y declarara que aquello había calado hasta el jondo. ¡Un clamor!
La banda saludó ceremoniosamente y así llegamos al concierto de Martirio que comenzó con Chano Dominguez interpretando “Monasterio de sal” una composición de Paco de Lucía que también ha sido la inspiración máxima del pianista junto a Bill Evans; probablemente el pianista más delicado de la historia del jazz y un aliado seguro a la hora de echarse la siesta con música.
Martirio tiene muchos dones, pero su rasgo definitivo es que mejora todo lo que está a su alrededor con mención especial a su hijo Raúl Rodríguez que es uno de los renovadores de la música en español, no se pierdan sus tres disco-libros que son gloria bendita para los sentidos. Decíamos que Martirio ejerce de hechicera, una bruja buena que ecualiza los cantes y ¡zas! Todo suena con claridad y justicia poética. Comenzó con “Yo soy esa” y siguió repasando coplas con el swing del jazz y fue dando las gracias a todos los que obran los milagros del arte y nos recomendó que visitáramos la exposición de Eduardo Arroyo en la que Martirio esta retratada en 1987 con una plancha (de las de hierro de planchar) en la cabeza. Tú ves la pieza entre toneladas de hormigón y entiendes el “brutalismo” arquitectónico. Le dedicó una copla a Nicolas de La Carrera que se fue de Senegal a la casa de sus antepasados en Villar de los Barrios donde montó el festival más pequeño del mundo y que vuelve a traer a Ponferrada en agosto a Martirio para que cuente su historia de la copla. Maribel/Martirio es tan extraordinaria contando y cantando las cosas del querer que no sabes si quieres que te las cuente o te las cante y te quedas así: abrazado a sus ideas y a sus peinetas.
La última cata de vinos del festival tuvo como invitado a David de Jacoba en la mañana del sábado que optó por cantar con el micro. Sospechamos que su voz voz hubiera sonado de otra manera a pelo, como lo que hizo dos día a tratas su hermano Carlos. No había una reflexión técnica. ¿Sabe mejor el vino el copa de cristal o en una de plástico? Ustedes/vosotros tenéis la respuesta. Por la noche el dj Javier Lorbada pinchó directamente en la terraza de la térmica. Esas cosas son las que le permiten a un festival crecer y mejorar, paso a paso, cante a cante.
Fotografías & vídeos: @Manjavacas.flamenco
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