Espectáculo: More (No) More. Baile, dirección artística y coreografía: María Moreno. Cante: Pepe De Pura e Ismael De La Rosa. Guitarra: Oscar Lago y Juan Requena. Percusión: Roberto Jaén. Dirección y espacio escénico: Rafael R. Villalobos. Diseño de vestuario: Palomo Spain. Bienal de Flamenco de Sevilla. Lugar: Teatro Central. Fecha: Viernes, 18 de septiembre. Aforo: Lleno
Que María (y Mariquilla, la Moreno o la More, como le fueron jaleando indistintamente desde el patio de butacas) lleva años esperanzando por igual a aficionados de gustos dispares con su baile penetrante y enérgico es algo que se notaba este viernes en el Central antes de que se levantara el telón. Y no sólo porque regresara a la Bienal con el premio Revelación de la anterior edición ni porque lo hiciera con una sugerente y prometedora obra dirigida por el reconocido dramaturgo y escenógrafo sevillano Rafael R. Villalobos y con vestuario del célebre modisto Palomo Spain. Sino porque, de algún modo, sabíamos que la bailaora albergaba en su mirada -y en su cuerpo- un enigma y había ganas de estar aquí por si acaso sacaba lo que le intuíamos dentro.
Así, ilusionados, aunque cautelosos (por aquello de lo traicioneras que son las expectativas), nos sentamos en el patio de butacas dispuestos a dejarnos llevar por ella. De hecho, de vez en cuando entre el público se oía un espontáneo “¡Vamos a verte María!” y no se nos ocurre una forma más directa y rotunda de concretar lo que decimos.
Entre otras cosas porque este More (No) More es una propuesta de factura exquisita. Limpia en lo escénico, pulcra técnica y artísticamente, con una envolvente y riquísima iluminación, una dramaturgia dinámica, un guion coherente y un poderoso vestuario, que lejos de cercenar los movimientos enriquecía cada instantánea. Pero, sobre todo, es una oportunidad maravillosa para disfrutar del baile arrebatador, fresco, sólido, relajado y vigoroso de la gaditana.
Es decir, si ya advertimos aquí de su capacidad para hacer convivir en su baile el poso de la tradición y la alegría de lo nuevo, aquí directamente encontramos a otra María. O quizás la única posible a partir de ahora, la que descubre a todas las que tenía escondidas. Así, sin renunciar a su natural flamencura, la artista apareció pletórica, luminosa, canalla y contemporánea. Disfrutando de cada pieza como si por fin hubiese descubierto quién quiere ser.
Podríamos atenernos estrictamente a su baile. A las estampas que dejó cuando descalza movió la impresionante bata de cola del diseñador cordobés sacando desde sus enaguas todas esas flores que no hemos podido coger esta primavera. A ese cambré que mantuvo sobre la silla de enea recogiendo en la curva de su espalda todos sus anhelos. A la pasión con que salió por alegrías metiendo entre los palillos el profundo amor a su tierra. A la contención con que se medió en la soleá donde no pudimos evitar acordarnos de su maestra Eva la Yerbabuena. O al desparpajo que mostró en uno de los mejores momentos de la noche, cuando sentada sobre el cajón y taconeando animó a hacer compás hasta a los flecos de la chaqueta de inspiración torera.
Pero más que esto More (no) More es una obra coral en la que la artista está en permanente diálogo con el resto del elenco. Inmersa en el mundo en el que se reconoce (el flamenco post ochenta, su Cádiz, su infancia, su timidez, la gracia, los whatsapp…). Por eso disfrutamos tanto de verla crecerse entre las exuberantes guitarras de Oscar Lago y Juan Requena, la voz lastimada y sensible de Pepe de Pura, el poderío y el arrojo de Ismael ‘El Bola’ y el compás y la guasa que su paisano Roberto Jaén que hace crecer siempre el espectáculo donde lo pongan. En definitiva, una poliédrica, inteligente y engarzada propuesta en la que con un ritmo intenso pasamos de la emoción a la risa y de ésta a la congoja. Así hasta la euforia de quien sabe que acaba de ver el mejor y más completo espectáculo de lo que llevamos de Bienal y, aun más importante, a una nueva María.