XXIV FESTIVAL DE JEREZ
Miércoles, 4 de marzo, 2020
COMPAÑÍA MARCO FLORES “Rayuela”
Teatro Villamarta, 2100h
Galería fotográfica – video
Coreografía y baile: Marco Flores. Asesoramiento coreográfico: Olga Pericet. Guitarra y música original: Alfredo Lagos. Cante: David Lagos. Dirección y dramaturgia: Francisco López.
Siempre se dice que con solamente un cantaor se puede armar una buena reunión flamenca. Pues mira, si ese cantaor es David Lagos, y me ponen también a su hermano, el guitarrista Alfredo Lagos, y que no falte bajo ningún concepto el bailaor Marco Flores, la cosa está sobradamente conseguida.
Hoy en día, cuando los artistas flamencos están en plena búsqueda de lo original o novedoso sin salirse de aquel santo tiesto donde reside lo que muchos llaman el “flamenco flamenco”, tres hombres nos llevaron de excursión por su concepto compartido de aquella meta tan elusiva. Hay que tener mucho paladar para distinguir la frontera donde acaba el flamenco y empieza un producto omni cultural, artísticamente válido, pero sin identidad propia.
Estreno mundial, vale, oquéi. Eso sólo significa que es una obra sin rodaje. “Rayuela” coincide con los veinte años de carrera de Marco Flores, el tiempo que llevo siguiéndolo, observando su brillante desarrollo artístico. Se mueve como pocos, con elegancia y sobriedad que nunca cae en la frialdad. Se nota su dominio de otros tipos de danza o bailes folklóricos, y lo mucho que le sirve.
David Lagos ha tenido que ser la voz. El cantaor que más investiga otros caminos, no como fusión, sino llevándolos a su terreno flamenco: su olfato es casi infalible. Y Alfredo Lagos, grande, inteligente y sensible, flexible, no contemplo siquiera otro guitarrista para el propósito.
Como suele ser la norma actual, hay una larga y complicada sinopsis, pero el mayor mérito de esta obra es su capacidad de ser apreciada y disfrutada sin ningún tipo de lectura anterior obligada. Además del cante más clásico, se emplean músicas procedentes de la zarzuela o las tonadillas, pero gracias a la inteligencia y buenos instintos de Francisco López, director y dramaturgo, no resulta chocante, sino todo lo contrario.
El público dio el visto bueno poniéndose en pie todos a la vez, como por carga eléctrica a las butacas.
MATEO SOLEÁ
Palacio Villavicencio, 1800h
Galeria fotográfica – video
A las seis de la tarde en el acogedor salón del Palacio Villavicencio, Mateo Soleá nos llevó a la historia reciente del flamenco. Es un cantaor tan arraigado a la tierra que parece parte del paisaje. Como una vid de las que luego crecen las uvas que acaban transformadas en vino de Jerez. Mateo, sin ser un gran maestro, es portador de aquello que alimenta a los grandes. Con su voz cálida y natural, interpretó cantiñas con romeras a lo Chaqueta, soleá apolá con el polémico cante de Charamusco, siguiriyas maireneras talegueras, y más soleá, la trilla, cogiendo el testigo del añorado Fernando de la Morena y evocando tiempos de gañanía. Un repertorio de “alreó de la mesa” para seguir alimentando el cante actual, que no se pierda por el camino. Le acompañó a la guitarra el joven pero experimentado Antonio Malena hijo, y las palmas de Javi Peña y Ale Fernández.
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