Las malas noticias nos rodean, las bolsas bajan y sube la luz. Aún así, aguantamos por si vuelven las verbenas.
Bajas del tren de cercanías y ves carteles pegados en las paredes, anuncian salsa y los conciertos del próximo verano. No hay luces de navidad en la villa de Vallecas, el bar de los ecuatorianos está vacío. Es duro llegar al día siguiente, así que imaginen el fin de mes. La buena noticia es que esta noche me voy de rumba con Manuel Malou que presenta nueva banda.
Manuel empieza por una canción de amor, a su lado su hermano Jorge toca los bongoes, un poco más atrás dos palmeros, la siguiente es “Amor a todo gas” una de Peret, su referencia y la mía. Se apañan con un micro. Suena fetén, natural, como suenan las rumbas afiladas en la esquina del barrio. Atacan con “Qué pasa contigo tío” el primer éxito cuando Manuel y Jorge eran Los Golfos, y cantaban siendo críos por las calles de Vallecas en 1976. Acababan de volver de Francia. Hijos de la emigración. Manuel pasó por la nueva ola en Madrid, tuvo un grupo con Eduardo Benavente y en 1983 ya le había dado la vuelta al calcetín del punk y de la rumba con Toreros after olé.
Aparece la banda sobre el escenario, un sexteto, -¡que no se respire miseria!-. Parece una banda de rock, pero es algo mejor, el guitarrista se llama Victor Iniesta, gloria bendita del instrumento y palmero en la “intro” de antes. El bajista tiene seis cuerdas, el batería luce pegada y precisión, el teclista cubre armonías y saca el tumbao a pasear mientras Jorge Tejerina hace ciencia en los bongoes.
No sobra nada en esta rumba que es la de Peret y es la de los Gipsy Kings. La de Malou aporta más libertad y frescura, todo está pasado por la turmix del ventilador. Aquí aparecen las canciones rotundas, abundan las de amor, una de Gainsgbourg, un tipo de origen ucraniano que sabía enamorar. Malou puede hacer un concierto con los emigrantes de la “chanson” francesa. Ya saben, Brel era belga; Aznavour, armenio; Moustaki, griego y en el resto abundan apátridas y desertores como Brassens o Boris Vian. Pero Malou tiene canciones imprescindibles “a puñaos” caso de “Vivir para cantar (y cantar para vivir)” que es un himno a las maneras de vivir de los músicos con ese estribillo imbatible.
Mi preferida de los últimos tiempos es “Mi mora morena” grabada junto a Jorge Pardo y el grupo búlgaro Sealiah y el cantaor flamenco “El Chaleco”. Rescató “Galaxo taxi” de su disco “Mixa Cooltura” una obra fundamental en el desarrollo del mestizaje flamenco en el que convivían todas las razas y todos los sonidos pasados y futuros. Recordó “Loli” de la banda sonora de “Gauzon maudit” (Felpudo maldito) que protagonizó Victoria Abril y que fue un éxito en Francia. Pasó por Colombia y en el bis hizo una de Jacques Brel que se convirtió en una fiesta en descarga de todas las rumbas.
Yo espero que vuelvan las verbenas a las plazas de los pueblos, y a los barrios, y volver a salir con mi pareja a bailar porque no sé lo que he hecho los dos últimos veranos… y que alguna de esas verbenas las protagonice Manuel Malou.