Los cuatro elementos. Rocio Molina, Alejandro Granados, Carmen Cortés, Carlos Rodríguez

 


«LOS CUATRO ELEMENTOS»

Festival de Otoño de
la Comunidad de Madrid

Teatro Albéniz – Madrid

CARMEN CORTÉS, ALEJANDRO GRANADOS, CARLOS RODRÍGUEZ
/ DANIEL DOÑA y ROCÍO MOLINA

Dirección musical: GERARDO NUÑEZ
Dirección artística: JACQULYN BUGLISI

Texto : Sonia M.
Pariente

Fotos: © Javier Suarez

Cuatro estilos de baile

Al espectáculo “Los cuatro elementos”
le ha tocado ser precisamente el elemento flamenco dentro del Festival
de Otoño de Madrid. Cuatro elementos: el agua, el aire, la
tierra y el fuego para cuatro bailaores: Rocío Molina, Carlos
Rodríguez (Dani Doña los días 22 y 23), Alejandro
Granados y Carmen Cortés. Basado en esta idea el montaje
no tiene argumento, es sencillamente una sucesión de estilos
del flamenco. Viene envuelto por el diseño de iluminación
de Cliffton Taylor con proyecciones que representan cada uno de
los elementos y el vestuario de Miguel Adrover que han querido dar
una sensación más cosmopolita al montaje, aunque su
verdadero toque distintivo es el modo y estilo de baile con el que
cada bailaor simboliza su elemento.

Rocío Molina
Carmen Cortés

Rocío Molina con su danza sensual por guajiras, es el agua.
La joven bailaora sabe rebuscar en todo su cuerpo para darnos un
baile de gran expresividad. Elegante en su braceo, su baile flamenco
con tintes contemporáneos se crece con sus arranques de fuerza
y es fresco, como su elemento.

Carlos Rodríguez es el aire, mecido por unos fandangos.
Fundiendo lo clásico, pero con pellizco, no deja la mayor
parte del peso del baile en el zapateado, sino que basa su danza
en los recursos de su cuerpo y de sus manos. Carlos Rodríguez
recrea al aire en una bonita pieza con una atractiva coreografía,
cargada de sensibilidad.

La
tierra y por seguiriyas es un Alejandro Granados con un baile más
primitivo, más puro. Un baile firme y arraigado. Alejandro
bailó muy flamenco, muy metido en sí mismo.

El fuego es Carmen Cortés encarnando este elemento la bailaora
de gran versatilidad, saca su baile más racial y pasional
por soleá. Pies, manos, todo es uno en Carmen Cortés,
todo es fuerza sin descartar la elegancia. Cierto es que el traje
era bonito y atrevido, al estilo de la Salomé de Eurovisión,
pero a veces impedía ver bien su juego de pies en sus contoneos
y arranques de los que podíamos haber disfrutado más,
si hubiera estado un poco más despejado por abajo, pero la
bailaora supo mover los flecos, para darles su aire más flamenco.

Jacqulyn Buglisi, la directora de escena, no se ha salido del patrón
de este tipo de montajes con transiciones con breves pases a dos,
pero no en todos los casos: Sólo el agua baña a la
tierra o el aire mece al agua con una delicada pieza de Rocío
Molina y Carlos Rodríguez, pero también esta la unión
de los cuatro al principio y al final. Mencionar la dirección
musical de Gerardo Núñez, todos los estilos tienen
su toque de modernidad sin resultar pretencioso, con una excelente
ejecución por parte de todo el plantel de músicos.


Alejandro Granados

 

 
 



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