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LAS MIL Y UNA NOCHES FLAMENCAS
Cinco cuentos que a los compases del flamenco
también logran su objetivo.
Tito Losada nos presenta las mil y una noches en formato de
musical flamenco lo que supone abordar un arriesgado proyecto. Cinco
son los cuentos entre ellos algunos tan conocidos como «Ali
Baba y los cuarenta ladrones» o «Aladino y la lámpara
maravillosa» representados en escena por el cuerpo de bailarines.
Los mismos que Sherezade hija del gran visir, cuenta al rey Sahriyar
para liberar a su pueblo de la condena impuesta por éste,
de decapitar cada noche a un virgen por sufrir en el pasado un desengaño
de su esposa.
Por la narración en off de Ramón Langa y la cantaora
Macarena Giraldez en el papel de Sherezade, el espectador queda
informado de la historia, lo que muchas veces no es usual en este
tipo de montajes en los que el público tiene que quebrarse
la cabeza para saber lo que se cuenta y eso es de agradecer. Quizás
echamos un poco de menos más protagonismo en esta labor de
la cantaora, por eso de ser un musical y porque sin menospreciar
a Langa, en la voz de ésta quedaban bastante flamencas las
letras de estas historias.
La escenografía es en parte virtual, ya que en el fondo
del escenario hay una pantalla donde se proyectan imágenes
que contribuyen a completar los cuentos, lo que le da un toque curioso.
Evidentemente una de las labores más complicadas de esta
obra es la música que ha sido compuesta por Diego y Vaky
Losada y que está bastante conseguida. En ella se van enlazando
diversos palos del flamenco tangos, soleá, bulerías,
seguiriya, fandangos y alegrías fusionados con ritmos árabes,
algo que evidentemente piden estas mil y una noches. También
se combinan adecuadamente momentos más ligeros con aquellos
en los que predomina la percusión para destacar los instantes
que requieren un tono más trágico.
Los bailarines cumplen correctamente con su cometido en una
coreografía de Antonio Canales muy a su estilo, pero que
la compañía ha sabido personalizar. Algunos gestos
resultan a veces repetitivos, pero en general está bastante
bien planteada. Algunos de los bailarines combinan de manera destacada
el clásico y el flamenco, aunque siempre con un predominio
de éste último y hay momentos significativos como
los solos de los interpretes de Ali Baba o de Aladino y en algunos
duos o bailes en grupo, como la escena de la partida de cartas en
la historia del comerciante y su esclava, que tiene mucha fuerza.
Otro dato a su favor es que el espectáculo no se hace
largo para contar cinco cuentos, en las dos horas y tres cuartos
se crea una buena dinámica. Estas historias agradan tanto
al rey que se termina enamorando de la hija del visir, y bailadas
a ritmo de tangos y bulerías hacen que este montaje resulte
muy entretenido que es realmente el fin de estas mil y una noches.