3er Jueves de Cádiz Flamenco: ‘La ortodoxia de hoy’.
Baluarte de la Candelaria, Cádiz. Cante: Lela Soto, José Valencia, Encarna Anillo, Israel Fernández. Guitarras: Antonio de la Malena, Juan Requena, Pituquete, Rubén Lara. Baile: Pilar Ogalla.Palmas: Manuel Vinaza y Diego Montoya. Presenta: Juan Garrido.
Vamos ya por el tercer Jueves del proyecto Cádiz Flamenco y ni siquiera les hemos hablado del primero. Lo sentimos, no tenemos vergüenza, pero ya se sabe: en temporada estival, festivales flamencos por doquier y una, ni queriendo, puede partirse en dos o tres trozos porque, de momento, no es viable. Quizá ni siquiera legal.
No hemos podido llegar antes pero hoy sí, alcanzamos a saborear las mieles del planteamiento del primer ciclo Cádiz Flamenco, ubicado obviamente en la Tacita, y que pretende, como sus propios impulsores subrayan, “retomar el espíritu de los Jueves Flamencos” que organizaba la peña Enrique El Mellizo y que dejaron, con su ausencia, medio huérfana a la ciudad. Probablemente haga falta más que un ciclo para “devolver a la capital gaditana su sitio en el mapa flamenco actual”, pero en vista de la respuesta que esta propuesta está generando en la ciudad, es un más que feliz comienzo.
Como cada Jueves de esta serie, la antesala de los recitales es un espacio de reflexión, a modo de charla-diálogo, con temática diversa y siempre asociada a lo jondo. Resulta interesante este abordaje porque quien asista a ambas actividades afrontará el segundo acto, el concierto, con las reverberaciones de la mesa redonda aún en su cabeza. Nunca será una mala noticia afrontar el flamenco con nuevas preguntas o, al menos, cuestionándonos los mantras de siempre.
La rara competencia a que suele someterse al flamenco y al carnaval fue la temática del jueves pasado. Rara porque lo más corriente en Cádiz es, precisamente, militar en ambas orillas, y así lo demuestra la trayectoria de artistas flamencos que han pasado por el Falla o de personal carnavalero tan aficionado que incurre en lo jondo de forma habitual. Coordinada por Juan José Téllez, trajeron sus aportaciones Javier Osuna y Antonio Barberán, investigadores con años de hemeroteca en búsqueda de los vínculos entre ambas manifestaciones culturales.
Lejos de pensar que todo queda dicho, la conversación dejaba claro que abre más puertas que cierra ventanas. Eso sí, que de la disociación entre ambas, una seria, la otra jocosa, una de primera y otra de segunda, nadita. Que la cristalización de ambas corre por caminos aledaños y que las dos beben y bebieron de la de al lado, entrelazándose por Puerta Tierra.
Y con estas mimbres cruzábamos la acera hasta el Baluarte de la Candelaria, tratando de no olvidar que las primeras grabaciones fonográficas en cilindro de cera corrieron a cargo de los flamencos queriendo incorporar las polirritmias del carnaval. O que el remate de las bulerías de Cádiz con el caray, caray, actualmentecasi obligado en el repertorio flamenco, es en origen de la agrupación Los Automatás Magrín de 1912. Lo que decíamos: ante tanto balcón abierto es imposible no asomarse al hallazgo, al aire fresco y al hermanamiento.
A compartir también llegaron quienes iban a protagonizar la noche: José Valencia, Encarna Anillo e Israel Fernández, y una Lela Soto aterrizada desde el primer Jueves flamenco al que no pudo acudir por cuestiones de salud. Así pues, con todo el papel vendido días antes y con la sonanta de sus habituales (Juan Requena, Pituquete, Rubén Lara y Antonio de la Malena) redondearon una noche jugosa a orillas del Atlántico. La mixtura generacional ofreció una amplia gama de caracteres, timbres y matices, y cabalgamos desde momentos de corte clásico a puntales más arriesgados. Destacó la chispa de Pilar Ogalla en el fin de fiesta, el arrojo de siempre de José Valencia, que levantó sobrado al público, una Encarna que jugaba en casa, muy centrada y entregada, y la guitarra sobresaliente de Rubén Lara, que acompañaba a Israel, con una presencia difícil de olvidar, especialmente por soleá.
Queda un cuarto y último Jueves. Seguiremos informando.