Texto: Silvia Cruz
Fotos: Suma Flamenca
KARIME AMAYA, JOSE MAYA Y JUAN DE JUAN
Cuerpo, Mente, Alma
Teatros del Canal – 29 junio 2016
Tres espectáculos en uno
No hubo propuesta pero hubo buen baile. “Cuerpo, Mente, Alma” era el título del show de Karime Amaya, Juan de Juan y José Maya en la Suma Flamenca de Madrid. Cada uno de ellos merece su propio espacio pero la suerte fue ayer de los espectadores, que pudieron gozar de tres espectáculos en uno.
El programa avisaba de que el show no tenía hilo argumental y así fue. Empezó con un arranque conjunto y cortito para dar paso a las actuaciones individuales de cada artista, separados por interludios musicales que a ratos se hicieron demasiado largos. Miguel El Rubio dio paso a cada bailaor y demostró su veteranía y la enjundia que le da a un escenario sólo con su presencia.
Empezó José Maya, que jugaba en casa. El madrileño arrancó olés sin empezar a bailar siquiera y cuando lo hizo demostró que, efectivamente, en España no se reconoce lo que este hombre sabe. A José se le adivina lo que piensa cuando baila. Habla consigo mismo y casi se escucha lo que se dice. Es puro gesto y cuando parece que no puede sorprender corrige un giro sobre la marcha, o tuerce un pie y amplía las posibilidades del flamenco sin salirse de sus márgenes. José tiene un carisma especial y más que bailaor es una artista en sentido amplio, con una capacidad interpretativa que está muy por encima de la que tienen la mayoría de los bailaores del momento. Es de ley un llamamiento a teatros, peñas, tablaos y escenarios de todo tipo: el público, no sólo el aficionado, debe conocer más a José Maya.
A José le siguió Karime Amaya. A la sobrina nieta de Carmen Amaya se la conoce por su potencia de piernas pero ayer demostró en Madrid cuánto ha crecido. Sus brazos no son los que usaba hace unos años. Estos que emplea hoy Karime son más largos, más sinuosos, los maneja de otro modo, como si hubiera concluido que demorarse a veces supone ganar. Mostró su fuerza con zapateados brutales e imposibles pero no se olvidó de la cadera, ni de los hombros e hizo un juego de manos maravilloso en el arranque por siguiriyas. Y sentada en una silla. Se arrebató ante Miguel El Rubio, que le cantó para rabiar y acabó como empezó, sentada y poderosa. La mexicana ha dado un salto importante en la evolución de su baile y será muy interesante ver sus próximas propuestas.
El show lo terminó Juan de Juan, de cuyo baile dicen algunos que es fresco pero en realidad, es valiente. Juan es de Morón y tiene bailando ese toque “esquinao”, seco a veces, que tienen las guitarras de su tierra. Juan tiene un valor: sabe que tiene entre las manos algo distinto, un sello, una convicción y mucha bravura. En la Suma lo ha demostrado por bulerías, sorprendiendo, descolocando al público, al que dejó un instante congelado pensando si esos movimientos, que pueden ser casi inmóviles o velocísimos, eran correctos. Una al verlo se pregunta si eso que ve es lo que debería ser. Y lo es. Es la apuesta de un tipo valiente con una personalidad y una expresividad incuestionables. Juan no va a lo seguro, y eso es un bálsamo que no tiene precio.