Texto y fotos: Estela Zatania
Mariana Cornejo, Nano de Jerez, Alicia Gil, Samuel de los Reyes
Jueves Flamenco de Cádiz ¡¡El Compás!!
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Cante: Mariana Cornejo, Nano de Jerez, Alicia Gil, Samuel de los Santos. Guitarra: Niño de Pura, Pascual de Lorca, Lito de Alicia. Baile: Lidia Cabello y su grupo Chuflas, bulerías, veteranía…y la jondura de un cantaor adolescente Veintinueve años de constancia y buen flamenco. Se dice pronto. Esta cita veraniega organizada en Cádiz por la peña Enrique el Mellizo, sigue una pauta similar a la muestra de baile granadina, “Los Veranos del Corral”. Es decir, actuaciones en un marco histórico, distribuidas a lo largo de varias fechas no seguidas, siempre juntando artistas de buen nivel, consagrados y noveles, y un amplio surtido de conceptos dentro del flamenco clásico o tradicional. Parece que la fórmula funciona. Este año el amplísimo patio del Baluarte de la Candelaria, capaz de acomodar hasta mil quinientas personas, no se está llenando como cuando había dinero en los bolsillos de la gente. Ni hay artistas tan mediáticos, pero el buen aficionado tiene oportunidad de disfrutar de nuevas voces de mucho interés, o veteranos que por diversos motivos se escuchan demasiado poco.
La cálida noche de jueves con una suave brisa marina, el pescaíto y la manzanilla estaban en la mesa y todo dispuesto para disfrutar la voz de la sevillana Alicia Gil que abrió la velada. Ni joven ni veterana, sino una trabajadora del arte jondo con un par de grabaciones y un discreto éxito profesional que hacen que sea la perfecta telonera del Jueves. Su voz es flamenca y expresiva, su decir contemporáneo y añejo a la vez y su repertorio una mezcla de tradicional y moderno. Unas tonás sirvieron de declaración de su intención jonda, y en tientos tangos y soleá por bulería, dio rienda suelta a su vena popular, siempre teñida de reminiscencias clásicas. Su compañero Lito de Alicia puso el acompañamiento de guitarra. Nano de Jerez es artista muy querido en Cádiz y especialmente en esta muestra. Esta vez el Bombero no hizo acto de presencia, pero el picante sabor del cante y baile del Nano, sus ocurrencias y sutilezas, todo es un retrato de cómo era el flamenco antes de que este género fuera considerado “industria cultural”. Empezó su carrera como cantaor “serio”, pero siempre ha tenido mayor éxito con su cante festero y su natural gracia. Con la airosa guitarra de Pascual de Lorca, interpretó unos tangos de Cádiz y Triana, bulería por soleá dedicada a su tía Encarna “que me ha invitado a almorzar” (con qué poquito se plasma la forma de ser andaluza) y fandangos naturales, antes de cerrar con “un poquito de la tierra ¿no os parece?”…o sea, bulerías.
La figura más sorprendente de la noche fue el debutante Samuel de los Santos de Chipiona. Con sólo dieciséis años, no está ni en el youtube, que ya es decir hoy en día, pero ojo, no es un niño talentosillo sin más, sino un cantaor, que por imposible que parezca, dada su edad, tiene los conocimientos, el compás y el poder comunicativo que le faltan a muchos veteranos. Nos dicen que ya no se puede cantar con pena porque llevamos una vida fácil. Bien alimentado está este muchacho, y guapote como corresponde a un chaval sano de su edad. Quizás Samuel de los Reyes padece el mal de estar vivo, de haberse enamorado alguna vez o no saber asimilar la absurdez de la muerte. Su decir es una mezcla de Agujetas y Mercé, que son palabras mayores. Es un cantaor que puede estar destinado a cosas importantes, si el mercado tiene sitio para este tipo de artista en la segunda década del siglo veintiuno. Tenía que acompañarle Paco Cepero, pero éste fue sustituido a última hora por Niño de Pura que arrancó aplausos con sus falsetas y los ocasionales ataques de picado. El joven Samuel cantó por soleá, alegrías, siguiriyas, bulerías y fandangos de bis, seguro de sí, sonriente y con una entrega descomunal.
La bailaora Lidia Cabello, con sus cantaores Raúl Gálvez, Ángel Pastor y Paco Reyes y la guitarra del Niño de la Leo, es decir, un atrás bien gaditano, bailó por soleá con largo final por bulerías. Esta bailaora, que a veces tiene el vicio de moverse excesivamente, esta vez encontró su serenidad artística y el resultado ha valido la pena. La personalidad, ya no la guitarra sino la personalidad del Niño de la Leo anima a todos, y en general fue un cuadro muy acertado. Mariana Cornejo, gran matriarca de Cádiz, adorada por la afición por su expansiva personalidad y su veteranía, apareció vestida de azul turquesa con mantoncito, un perfecto retrato de la elegancia andaluza de mujer. Vino con su repertorio clásico, y algún detalle que yo no había escuchado antes en ella, un arreglo de garrotín con tangos del Piyayo y el tran tran treiro de farruca. Pero había una tristeza poco habitual en la cantaora, ignoramos el motivo. Estaba ausente la charla simpática con el público y las anécdotas de marujilla; ni sus famosas chuflillas tenían chispa. La queremos igual que siempre, es la madrina de los Jueves del Baluarte y confiamos en que pronto volvamos a verla como antes…¡ánimo, Mariana!
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