Texto: Gonzalo Montaño Peña.
Fotos: India Roper-Evans.
Flamenco Viene del Sur
Martes 10 de Abril 2012 – Teatro Central Sevilla Ficha Artística: Guitarra: Juan Ramón Caro; Cante: Rafael de Utrera; Baile: Marcos Flores; Palmas: Ana Mari Cortés y Carmen Lozano; Percusión: David Domínguez.
Juan Ramón Caro llegó a Sevilla con la ilusión del que ve uno de sus sueños o metas conseguidas. Venía a mostrar su “Rosa de los Vientos”, siguiendo su Norte musical que ha ido buscando y forjando durante años de estudio y trabajo como acompañamiento tanto al baile como al cante. Abrió por Soleá dejando muy claro su manera de entender el instrumento: ideas actuales con melodías y armonías abiertas pero a la vez muy apegadas a los conceptos de los clásicos como Niño Ricardo. El resultado es un toque fresco pero con regusto añejo, que suena actual pero que siempre deja claro que está tocando y que no pretende salirse de las formas clásicas del toque. Azucarito es la Guajira que abre el disco homónimo al espectáculo: Deliciosa composición que fue, quizás, lo mejor que hizo en solitario. Las Bulerías, aunque buenas, me parecieron un poco más abruptas y llenas de cortes rítmicos que no terminaban de sacar lo mejor de este músico. Una acancionadas Alegrías no mostraron la profundidad de Rafael. Sin embargo nos trajeron a un Marcos elegante, estilizado, cuidadoso del tiempo y de la expresión corporal. Moderno pero claro e inteligible en su baile. Por Tangos pudimos saborear el cante de Rafael de Utrera mecido por la guitarra de Caro. Exquisito este cantaor. Quizás el más ortodoxo de los tres. Su conocimiento de los vericuetos del cante clásico lo hacen uno de los indispensables en el panorama de lo “Jondo”. La despedida llegó con Chicago. Aunque también lo mejor de la noche. Unas Siguiriyas que interpretó Morente en el disco. Mostraron una manera de entender el flamenco de hoy en día. La de tres jóvenes que recogen la herencia de sus abuelos y la adaptan a las ideas de hoy. Que entienden que la base está en el cante, que no se puede perder el norte que este marca. La guitarra juega con las afinaciones, pero la voz marca el camino. El baile de Marcos Flores domina la plástica pero camina por el sendero que el cante va abriendo. El público en pie ante un recital muy sincero por parte de los tres profesionales.
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