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VIII Festival de Otoño de Granada
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Baile: Juan Andrés Maya como Herodes. Artistas invitados: Iván Vargas, Alba Heredia. Agustín Barajas, Miguel A. Rojas, Moisés Navarro, Raimundo Benítez, Raquel Heredia, Anabel Moreno, Jara Heredia, Fátima Navarro. Cante: Rafaela Gómez, Alfredo Tejada, Rafi Heredia, Ely Heredia. Guitarra: Rafael Santiago, Emilio Maya. Percusión: Miguel “El Cheyenne”. Sunjay, música sefardita, Nay, flauta árabe, Adesselam, Kanún. Dirección: Juan Andrés Maya. CATEQUESIS A COMPÁS Los apellidos delatan una etnia. Ya lo sé, el racismo no se lleva, pero el sincero e inocente orgullo con el que Juan Andrés Heredia Maya abandera la herencia cultural de su familia, sólo es superado por su entusiasmo y energía. Y por su baile, claro. Y su desbordante creatividad y capacidad de trabajo. Recibió el encargo de las autoridades granadinas de crear una obra en torno al nacimiento de Jesucristo, y en apenas 20 días, con su largas horas de ensayo, el joven bailaor no sólo logró montar una compleja obra con veinte artistas, componiendo la música, creando la coreografía, escribiendo alguna letra y dirigiendo todo, sino que el resultado tiene un aspecto pulido y profesional. Hoy en día cuando directores de fama internacional son pagados sumas desorbitadas para supervisar espectáculos de flamenco que con demasiada frecuencia resultan sobrecargados de conceptos elevados, y cortitos de “ange”, lo que ha hecho Juan Andrés es para ponerle un monumento.
Son dos horas de espectáculo sin descanso, alguna queja había al respecto, pero ni un momento flojo. Un sencillo pero eficaz decorado, buen sonido e iluminación, y un hermoso vestuario de chilabas de colores del desierto que favorecen el baile sorprendentemente bien, ambientan una historia conocida por todos. Una vez superada la “voluntaria suspensión del descreimiento” necesaria para gozar de cualquier tipo de teatro, nos parece hasta normal que María baile mejor después de la inmaculada concepción, los Reyes Magos realicen pataítas de catego o Herodes, encarnado admirablemente por el mismo Juan Andrés, esté sobrado de compás. Es una obra gráfica, pictórica, refrescantemente exenta de ideología confusa y que no deja de entretener en ningún momento. ¿Acaso no es la función de todo teatro? Un natural sentido artístico y teatral Rafaela Gómez, magnífica en el cante como siempre, y Emilio Maya destacable en el toque. El excelente baile de la joven pareja de Iván Vargas como José, y Alba Heredia (una fuerza de la naturaleza a sus trece años), encarnando a María, son jaleados por los demás como “José” y “María”. El exótico sonido de un kanún y de una voz sefardita ambientan la música en una creíble y discreta fusión. Juan Andrés se mete en el papel de Herodes con sorprendente soltura y profesionalidad, aparte de la indudable calidad de su baile que es una constante en este artista. Siguiriya, martinete, fandangos y taranto, soleá por bulería, alegrías para celebrar el embarazo, alboreá, el apagón cuando María grita con los dolores del parto, y todos aplaudimos auténticamente emocionados cuando suena el primer llanto del bebé.
Había oportunidades de sobra para meter la pata y presentar una función tipo Hollywood, tipo Las Vegas o peor todavía, una función navideña escolar. Pero el gusto de Juan Andrés por la extravagancia siempre está perfectamente controlado por un natural sentido artístico y teatral. “El Nacimiento” es una obra absolutamente actual, vistosa y entretenida, una delicia para los sentidos, el evangelio según Juan Andrés Maya.
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