Texto: Silvia Cruz Lapeña
Fotos: Ana Palma
Baile: Úrsula López, Tamara López y Leonor Leal. Guitarra flamenca: Alfredo Lagos. Voz: Rosalía y Eva de Dios. Guitarra: Antonio Duro. Proyecto Lorca: Juan M. Jiménez (saxofones) y Antonio Moreno. Palmas: Melisa Soledad y Aniela. Coreografías: Úrsula López, Tamara López, Leonor Leal, Monica Valenciano y María Muñoz. Música: Alfredo Lagos. Aparato: Pedro G. Romero.
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Sketches contra los tópicos
Pedro G. Romero quería despojar del tópico al pintor más encajado en uno que tiene España: Julio Romero de Torres. Contó para intentarlo con tres bailaoras precisas y entregadas. Tamara López, Úrsula López y Leonor Leal bailaron de lo lindo sobre músicas que fueron del cabaret, a la chanson, pasando de puntillas por la jota o la copla y por supuesto, el flamenco.
Galería fotográfica Ana Palma
Seis números musicales que más que estampas, fueron sketches, porque al costumbrismo se le dio la vuelta y para hacerlo se recurrió al humor, a la irreverencia y al descaro para “leer” a Romero de Torres desde el siglo XXI. La idea ahondó en el papel de la mujer y las bailaoras, que también fueron actrices y pusieron en cuestión los vestidos de virgen, marioneta y puta que la Historia y sus redactores han puesto siempre a las féminas. De ese modo y por saetas fue como las artistas se convirtieron en cristos, o en rebeldes negándose a ofrecer su cuerpo e incluso en hombres que bailan al son de una suite en la que se torean y se retan de manera masculina.
Las voces, a cargo de Eva de Dios y Rosalía fueron muy celebradas. La primera por su poderío y su control. La joven barcelonesa impactó con sus agudos y su delicadeza, adaptándose de maravilla a las dos joyas musicales que hubo sobre el escenario: las guitarras de Antonio Duro y Alfredo Lagos.
En el baile, Úrsula sacó bata de cola para las alegrías de Córdoba y se metió al público en el bolsillo. Tamara estuvo mejor en sus destellos de bailarina y como actriz, haciendo un uso de su cuerpo abrumador. Las tres juntas bailaron bien y se entendieron. Y Leonor Leal, por su parte, volvió a demostrar que tiene un talento enorme para la linde. Ella hace fácil lo que en otros pies parece una impostura. Qué contundente estuvo la jerezana. Y qué flamenca.
Hubo aires, a veces vientos fuertes del Proyecto Lorca, y se vieron vídeos grabados en museos que albergan cuadros del pintor de Córdoba que de no haber estado no se habrían echado de menos. La mezcla de sonidos, estéticas y orígenes con la obra de J.R.T de fondo costó calentar al público pero al final, rendido ante el nivel de baile, toque y cante, aplaudió cálidamente al grupo.