El baile de José Maya triunfa en la Suma Flamenca
Se acabó la suma flamenca con un montón de corrillos a debate sobre el espectáculo encabezado por José Maya. En general, todos estamos de acuerdo en que el triunfo del bailaor es indiscutible. Tiene talento y facultades y además canta y canta bien. Hoy en el mundo de la danza parece que eso no es suficiente.
Al lío: «La experiencia inmersiva “Color sin nombre” ofrece una forma híbrida de actuación en la que la danza, la pintura y las artes digitales se funden en fascinantes mundos imaginarios”. Por si quedan duda la RAE (la que añade brillo y da esplendor a nuestra lengua) ofrece en la segunda acepción de inmersivo: “Que hace vivir al espectador una realidad virtual como si fuera auténtica”.
-¿Para qué queremos realidad virtual, si ya tenemos el flamenco?
Lo que se vio desde mi butaca era una película en pantalla gigante en la que la cámara se pasea por paisajes oníricos procedentes del fondo del mar, los desiertos, etcétera. Es decir una película de ciencia ficción sin argumento aparente (salvo que nuestro planeta se va al carajo). Total que hemos vuelto al monolito de Kubrik en “2001” y a “Blade Runer 2048”. El escenario sobre el que baila José Maya está rodeado de bancos formando un círculo presuntamente místico. Algo que en este contexto pudiera ser como las piedras sagradas de los celtas, pero en un tamaño accesible para que se sienten los músicos. Desde mi posición, fetén, en el centro del patio de butacas veo la espalda del guitarrista Joni Jiménez, detrás se vislumbra al chelista y debe haber alguien más ahí que toca un instrumento raro y/o exótico, lo veremos saludar pero no sabemos quién es.
Las voces de Sandra Carrasco, María Mezcle y Rafael Jiménez Falo flotan alrededor de José Maya. Son armonías distintas a las habituales… ya saben… si sienten que flotan es que están “inmersos” en plena experiencia…
Aquí se debería incluir un mensaje institucional, del tipo: “Las drogas son malas” seguido de un recordatorio de nuestros derechos, algo de calibre: “De la piel pa dentro, mando yo”. Desde mi butaca, ni flipo, ni floto, ni entiendo por qué no se le ven las manos al guitarrista, ni por qué el sonido está al borde del abismo hasta el punto en que una cantaora del calibre de Sandra Carrasco se deja escapar un grito. Aquí ofrezco un consejo de dj: cuando hay mucho barullo en una sala, lo más fiable es bajar el volumen. Si intentas taparlo con la música (por muy sublime que sea) lo que consigues es multiplicar el ruido.
CÓMO LLENAR UN ESCENARIO
El escenario de la sala roja es inmenso, así que cuando un cantaor situado en el fondo mira hacia el público su cerebro envía una señal para que aumente el volumen olvidando que llevan un micro de gama alta para que se pueda mover en escena. Hace mucho que los grandes espectáculos musicales cuentan con especialistas teatrales que manejan a los músicos y artistas como si fueran piezas de ajedrez. Eso queda maravillosamente si sale perfecto, el resto es distracción. En este caso los artistas lograron sacar el proyecto adelante con momentos de jondura en el cante de Rafael Jiménez Falo, de Sandra Carrasco y de María Mezcle. Hubo sitio para una bailarina/bailaora (Sara Cano) que no aparece en el programa y que hizo una síntesis maravillosa entre el flamenco y los movimientos descaradamente contemporáneos.
-¿Y José Maya?
Salió indemne de la película, de la puesta en escena, incluso salió vivo de esta crónica y de que se le cayera la petaca que le permite cantar mientras baila. Quizá sea el momento de volver a los tablaos: “donde el artista no se puede esconder con todos los artificios que ofrecen los escenarios de un teatro” en palabras de Blanca del Rey.
La última reflexión es sobre las producciones que encabezan nuestros artistas más cotizados, la mayoría rozan el minimalismo. Cualquier día vuelve aquello de… un bailaor y un foco que lo ilumina.
Vídeo y fotografías @manjavacas.flamenco
FICHA
José Maya. COLOR SIN NOMBRE. Teatros del Canal Madrid. Festival Suma Flamenca.
José Maya, baile
Rafael Jiménez «Falo», voz
Sandra Carrasco, voz
María Mezcle, voz
Batio, violonchelo
Lucky Losada, percusión
Joni Jiménez, guitarra
José Maya, Coreografía
Sara Cano, ayuda coreografía
Aguilas, dirección creativa
Artisans d’Idées, producción ejecutiva
Daniel Torres/Le Plató, producción
Lundi8, escenografía y dirección técnica
Olga García, luces
Lemaire, vestuario
Alejandra Hernández, maquillaje