Texto: Pablo San Nicasio
Fotos&videos: Rafael Manjavacas
Domingo 16 diciembre 2012. Ciudad Deportiva de La Fortuna – Leganés (Madrid)
DIGNIDAD FLAMENCA
1º Parte: Cante: María del Mar Fernández Guitarra: José Carlos Gómez. Palmas: Lorenzo Virseda y “El Téllez”.
2º Parte: Baile: Toni “El Pelao” y “La Uchi”. Cante: Juañares y Pepe Bocadillo. Guitarra: Luis Miguel Manzano y Juan Serrano.
Entrega de la II distinción “Ángel Lacalle” a Rafael Jiménez “Falo”.
Así que, con seguridad, la II Distinción Flamenca que lleva su nombre ha sido de su agrado. Porque, si por algo se caracteriza la personalidad cantaora de Rafael Jiménez “El Falo”, es por la imposibilidad de encuadrarle en los ensamblajes del flamenco masivo, del comercial o, eliminando esa palabra, del más “trillado” (no me dirán que el término no es flamenco).
Desde la forma de interpretar hasta su repertorio, es Rafael Jiménez un artista al que sólo es posible conocer y paladear cuando se ha buceado lo suficiente en un arte que, en su superficie más mediática, apenas le deja sacar la cabeza.
En un discurso emocionado de agradecimiento tras la entrega de la “Silla del Cante” por parte del hijo de Ángel, Rafael nos recordó la misión fundamental del flamenco. Algo que hoy más que nunca conserva una vigencia incuestionable: hacer sobrevivir al hombre con dignidad, incluso en los momentos más difíciles.
Didáctico discurso tras el que comenzaba el concierto que ponía colofón a unas jornadas que también han servido para coronar a Beatriz Romero como una, otra más, jovencísima aspirante a hacer carrera en el cante. Y ya son bastantes los artistas menores de edad que están llamando insistentemente a las puertas de los cerrados circuitos. Está esto como para dormirse en los laureles.
La Fortuna, remozado barrio obrero del populoso Leganés, es un nido de artistas y aficionados. Un sitio que merece albergar por muchos años un festival como este, sencillo pero honesto. Siempre necesario en el calendario. Donde todo el mundo pueda disfrutar de la competición y el espectáculo. De los veteranos y los que empiezan. De los que, como decíamos antes, sólo alguien como Ángel Lacalle hacía un hueco.
María del Mar Fernández llegó a Leganés y tuvo el detalle de reconocer que no era una cantaora últimamente entrenada. “Yo canto más canciones”, cierto. Se notaba en el timbre. Sabe y conoce de qué va esto, pero en los “temas” se encuentra mucho más cómoda.
Arranque con mucho compás por jaleos por bulerías y alegrías de Cádiz. Muy escueta y siempre circulando por derroteros académicos, como recién aprendidas. En el mismo tono sobrio la soleá y granaína, con un estupendo José Carlos Gómez en la sonanta.
A partir de ahí surgió el fenómeno que trascendió su iniciático flamenco y llegó a las millonarias audiencias indias, donde María del Mar aterrizó hace unos años. De aquella aventura “extraje mucha y buena energía”, y de paso inspiración para que su guitarrista y productor crease “La India”, single por tanguillos aún calentito. En su salsa.
Tangos y bulerías pusieron el broche a una actuación donde se notaba lo reciente del reciclaje al flamenco pero que acabó gustando a un personal por la labor. Faceta más comercial de una artista nacida y educada en el soniquete pero que últimamente optó con mucho éxito por unos terrenos donde su juventud y frescura se mimetizan muy bien con el público objetivo.
Además, era lo que buscaba la organización. Contraste. Juventud más bien ecléctica de fuerza desbordante frente a veteranía jonda en grado sumo.
Llegaban los “Pelaos” a Madrid. Y son de aquí, pero ciertamente Toni estuvo a punto de dejarnos no hace mucho y era como regresar. Afortunadamente está aquí y además para bailar. De qué forma.
Pareja emblemática del flamenco capitalino, Toni y Uchi, Uchi y Toni son el macho y la hembra en el asunto del baile. De lo poco que nos queda de una escuela que, sin embargo, tiene su vigencia en alguna gran figura actual. Pónganse vídeos de los cónyuges y verán como les recuerda a algún bailaor actual de primer nivel.
Una caña con momentos sublimes dio paso al cante de Juañares. Cantaor que protagonizó los dos descansos del baile. Seguiriya y soleá que engrandecieron aún más una noche que no dejó de crecer. Cantaor de sobresaliente quejío.
El aficionado algo escéptico se hubiera esperado y conformado con algún giro y más intenciones que hechos. Pero lo cierto es que tanto “Toni el Pelao” como “Uchi” demostraron una condición física más que apreciable, con algunos momentos francamente conmovedores. Sobre todo por alegrías, donde se puso en evidencia a aquel que sobrevalore la “metralleta” en los tacones, tan en boga hoy día.
Pies ligeros pero con discurso, cuerpo airoso y asombroso aplomo el de esta pareja de gran reserva flamenca.
Con razón les veíamos tan tranquilos en el patio de butacas justo antes de empezar el espectáculo, hablando con el público, amigos… eran la tranquilidad en tiempos revueltos. Ellos personifican la dignidad y la supervivencia que nos había anunciado “Falo” unos minutos antes. El flamenco. Eso mismo.
María del Mar Fernández La India
Toni el Pelao & La Uchi
Toni el Pelao & La Uchi