Fotos y texto: Estela Zatania
Viernes, 7 de julio, 2017. 2200h. Alcázar de Jerez
PRESENTACIÓN DE DISCO
Hoy en día cuando los jóvenes intérpretes del flamenco exigen plena libertad, Jesús Méndez la reivindica para entregar el cante clásico de su Jerez, de su familia y de su barrio de San Miguel.
Cante: Jesús Méndez. Guitarra: Manuel Parrilla, Diego del Morao, Dani de Morón, Manuel Valencia, Antonio Rey. Coros: Los Mellis. Percusión: Cepillo, Luis de Periquín. Palmas: Manuel Salado, Diego Montoya, Juan Diego Valencia.
Jesús Méndez no es de los que visten pantalón vaquero y camiseta para ofrecer un recital de cante a mil cuatrocientas personas en el Alcázar de Jerez. A pesar de su juventud, es un cantaor serio y comprometido que está construyendo su carrera con todo el respeto que exige el oficio. Es el cantaor joven que Jerez se merece, capaz de mover el cante más clásico hacia el futuro sin que sufra deformaciones ni modificaciones dudosas.
Ha sido un camino largo y honesto desde aquella noche, hará nueve o diez años, cuando dio un recital de mucha responsabilidad en la venerable peña jerezana Los Cernícalos. La afición tomó nota, y desde entonces ha habido colaboraciones importantes con Miguel Poveda, El Torta o su mentor, Gerardo Núñez. Pero esta noche es especial. Para la presentación de su tercer trabajo discográfico, “Voz del Alba”, su gente de Jerez llena el patio del Alcázar y la expectación es elevada; “una de las actuaciones más importantes de mi trayectoria” afirma el cantaor.
Cinco guitarristas de primer nivel dan variedad de color a los cantes. Antonio Rey, con su toque energético y punzante, Dani de Morón, armonía contemporánea y pulsación a la antigua cuando le da la gana, Manuel Parrilla, el toque clásico de su familia con personalidad propia, Manuel Valencia, flamante Giraldillo despachando Jerez a borbotones y el versátil Diego del Morao, ídolo de la juventud. También están los Mellis para poner el detalle pop con sus coros armonizados.
La ristra de cantes incluye entre otros, tonás, soleá, bulería por soleá, cantiñas o bamberas, un cante casi en desuso que ahora goza de cierto renacimiento. Una canción a compás de tangos se dedica a Gerardo Núñez y Carmen Cortés “a los que tanto debo”, con el acompañamiento de Dani de Morón que fuera también “Méndez” en su día, hasta optar por lucir el nombre de su ciudad. Por siguiriyas, con el decir mairenero, propio de la Plazuela, donde el poderío de Jesús que no da tregua encuentra su mejor salida, y Diego del Morao luce su registro más tradicional.
