Texto: Estela Zatania
Fotos: La Bienal
Javier Barón & Esperanza Fernández «Arrabales»
José Valencia «Sólo Flamenco»
Miércoles, 26 de septiembre, 2012
Especial 17 Bienal de Flamenco de Sevilla – Toda la información
En busca del ‘ange’ perdido
“Arrabales”. Teatro Lope de Vega, 2030h.
Baile: Javier Barón. Cante: Esperanza Fernández. Guitarra: Salvador Gutiérrez. Percusión: José Carrasco. Palmas: Bobote. Corneta: Joaquín Eligio Brun “Kini Triana”. Dirección artística: Javier Barón, David Montero. Asesor artístico: José Luis Ortiz Nuevo
Y todo empezó en los arrabales. O al menos eso nos dicen algunos historiadores, que la génesis del flamenco tuvo lugar en estos asentamientos en las afueras de las ciudades del suroeste de Andalucía; a saber, Santiago y San Miguel en Jerez, Santa María en Cádiz y Triana en Sevilla entre otros.
La palabra misma, “arrabal”, tiene su carga romántica…imágenes de marginados o gente de clase baja que se pasa el día entre copas, cantes y comercios, “pymes” pintorescos como los alfareros y fragüeros de Triana que siguen existiendo en la imaginación colectiva. Es un entorno que se presta a ser poblado de flamenco, sin necesidad de caer en historias y narraciones. Javier Barón escogió una ruta alternativa, más abstracta, más sencilla y directa. Como es él. Como es su baile. Limpio, impoluto, sereno y comedido en el mejor sentido.
Tan grande es el arte de Barón, que te preguntas qué necesidad hay de empaquetarlo en obras de relativamente poco interés – es como envolver un diamante en papel de estraza. Quedó sin explicación la inclusión de algunos fragmentos y referencias, especialmente del Amor Brujo del gaditano Manuel de Falla que no parecía tener mayor justificación que el hecho de que Esperanza Fernández lo tenía en su repertorio. La cantaora también interpreta la malagueña de la Trini con final abandolao, y copla sin interés que quedó fuera de lugar. Y encima, problemas con la amplificación…a estas alturas en el Teatro Lope de Vega.
Síndrome de primera parte… Después de comportarnos como buenos niños y niñas durante tres cuartos de hora, entramos en el primer calor con el baile breve de Bobote. Caen las barreras artificiales, y Barón también baila su verdad por bulerías, el palo amigo que habilita todo. Salvador Gutiérrez pone su airoso toque contemporáneo clásico, y una corneta que había salido antes y que empieza a incordiar en serio, ahora hace la parte del cante por tientos para el baile de Barón.
Soleá de Triana, cantiñas de Javier y un largo final por bulerías que es puro puro Barón. Lo anterior se perdona y se olvida porque así de grande es este hombre, Premio Nacional de Danza 2008, y máximo intérprete de la escuela “menos es más”.
“Sólo Flamenco”. Espacio Santa Clara, 23:00h.
Cante: José Valencia. Guitarra: Juan Requena. Colaboración especial: Joaquín Grilo. Palmas: Bobote, Juan Diego, Manuel Valencia.
En el patio del Espacio Santa Clara, con la preocupación por si lloviera (al final no lo hizo), asistimos al valiente recital-presentación de disco de José Valencia. El público recibió con una calurosa ovación al cantaor que salió con corte de pelo reciente, dándole aspecto de primera comunión. Y en cierto sentido lo era. Comunión de amigos, familiares y admiradores para celebrar la publicación de “Sólo Flamenco”, primer trabajo discográfico del admirado cantaor de Lebrija, en el marco de la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Con la garantía de Juan Requena a la guitarra, Valencia cantó malagueña con abandolao, largamente por soleá, Cádiz, Lebrija, Utrera, Triana, cante minero, tientos tangos, siguiriyas con cabal y unas cantiñas llenas de sabor, posiblemente lo mejor del recital a pesar de las mejores intenciones jondas.
Su poder pulmonar es impresionante, es el Pavarotti del flamenco. No acaba de dominar el dejillo del atrás que los años de cantaor para baile le han impuesto, pero está en ello, sólo necesita ajustar sensiblemente la configuración interior.
La inclusión del artista invitado, el imaginativo Joaquín Grilo, fue un gran acierto. El bailaor cometió sus habituales travesuras, y algunas nuevas, al compás de bulerías, y el afecto que comparte con Valencia ayudó a calentar el ambiente todavía más.
Para finalizar, después de unas bulerías de pie, siempre echando mano del romance, José Valencia tuvo la elegancia de cantar “en homenaje a un maestro, el espejo en que nos hemos mirado, don Antonio Mairena”. Así habló el que ganara con 12 años el premio por soleá del Concurso de Mairena, y que remató su actuación como lo hubiera hecho aquél, por tonás con bis de bulerías.