Sábado 30 de
octubre, 2004. 2230h.
Salón de los Espejos del Club Nazaret, Jerez de la
Frontera
Cante: Capullo de Jerez, Salmonete, José Gálvez,
Jesús Méndez, Felipa la del Moreno, Juanilloro.
Guitarra: José Ignacio Franco, Niño Jero, Manuel
Valencia.
Los festivales de verano del 2004 ya son historia,
pero Jerez no se rinde y la marcha flamenca sigue. El viernes
29 de octubre había actuaciones en la peña la
Bulería con Jesús Méndez, y la del Tío
José de Paula con el Torta, y el sábado, en
el salón de los espejos del Club Nazaret, se celebró
el noveno Festival Flamenco del Soberano Poder, con carácter
benéfico y un amplio cartel entre jóvenes y
veteranos, todos de la tierra.
Con más de mil entradas vendidas y un ambiente informal
y ameno que recordaba la Fiesta de la Bulería en miniatura,
la primera parte fue dedicada a una selección de jóvenes
cantaores de Jerez. Manuel Carpio “Juanilloro”,
con su despampanante traje rojo abrió valiente y flamencamente
con soleá por bulería, siguiriya y bulería
con un generoso baile que calentó el ambiente del amplio
salón. Fue seguido por Felipa la del Moreno con un
repertorio festero que incluía alegrías, tangos
y bulerías.
Jesús Méndez de veinte años, de la familia
de la Paquera, es uno de los talentos más prometedores
de la nueva generación jerezana. Cantó dignamente
por alegrías, siguiriyas, fandangos y bulerías.
Después de un largo descanso la segunda parte abrió
con el cantante/cantaor José Gálvez. Con el
respaldo de su grupo tocó y cantó varios temas
de su repertorio “pop”, terminando con la ayuda
del guitarrista José Ignacio Franco para cantar por
bulerías con la misma soltura que lo anterior, y todo
el saborcito de su tierra.
Premio de Mairena del Alcor y de Córdoba, Joaquín
Jiménez “Salmonete” sigue compensado el
tiempo perdido cuando por motivos personales había
dejado de cantar profesionalmente. Como otros cantaores “recuperados”
goza de la simpatía y solidaridad más absoluta
de los aficionados, y ese apoyo moral le facilitó unas
interpretaciones más que respetables por alegrías,
fandangos y bulerías. En un emotivo gesto que no dejó
a nadie indiferente, el hijo del cantaor cantó valientemente
por fandangos dedicándoselos a su padre.
Justamente cuando cambiaba la hora de verano a la de invierno,
cambiaba el ambiente del salón para recibir al Jerry
Lewis del flamenco, el Capullo de Jerez. A sus numerosos incondicionales
no les importa que sea el mismo repertorio de siempre porque
el hombre ya es una institución. Con el acompañamiento
de la guitarra de Niño Jero el cantaor ofreció
su producto festero rezumando carisma, y la noche quedó
redonda con el fin de fiesta que no podía faltar.