Texto y fotos: Antonio Conde
Resumen: I Festival Flamenco en la Frontera – Morón – Sevilla
ESPECIAL Del 7 al 10 de septiembre de 2011-09-11 |
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Dani de Morón, Alfredo Lagos, Jesús Méndez, Manuel Lombo, Pepe Torres, Moi de Morón, Rafael Rodríguez, David el Galli, Jairo Barrull, Juan Jose Amador, Eugenio Iglesias, Márquez el Zapatero, Antonio Ruíz el Carpintero, Amparo la Repompa, Carrete de Málaga, Luisa Chicano, Beau Bledsoe, M. Southerland, Juan Murube, Melinda Hedgecorth. Si el hambre agudiza el ingenio, en Morón han tenido que pasarlo para poner en marcha la iniciativa de, estando las cosas como están, crear un festival flamenco. Desde hace un par de veranos asistimos a la irremediable pérdida de festivales veraniegos por culpa de la crisis. Desde el pueblo del gallo, han querido demostrar que no hacen falta grandes inversiones ni grandes estrategias para mantener viva la llama de estos eventos. Tan solo iniciativa y muchas ganas de flamenco. Con viento en contra, han sabido diseñar un festival de pequeño formato pero de gran calidad. Cuatro días donde el cante, baile y toque se han dado cita, amén de cursos de guitarra o conferencias. El inicio del festival comenzó con el baile de Jairo Barrull y la conferencia de Pedro Luís Vázquez que amenizó la tarde versando de la edad dorada del flamenco en Morón. Tarde calurosa de jueves para la conferencia de Estela Zatania sobre “el efecto Pohren” tanto en Morón como para el flamenco. Luz a la visión ciertamente reduccionista que se tenía de él, aportando la investigadora datos de cómo se fraguó una parte de la leyenda y la esencia del toque de Diego del Gastor.
El teatro Oriente, para la siguiente noche acogió el toque en toda su dimensión. De Morón a Jerez y viceversa. El toque extremadamente personal y armónico de Dani Méndez versus la modernidad jerezana de Alfredo Lagos, en una revisión de ambas escuelas entendidas desde el prisma de la vanguardia. Rondeñas, tarantas, seguirillas y bulerías bajo el prisma moronense y rondeña, soleá, fandangos de Huelva y bulerías de corte jerezanas. La Unión hace la fuerza y el regalo final de ambos fue un alarde de genialidad a doce cuerdas a camino entre Morón y Jerez. La oferta del festival apostó por llevar a cabo trasnoches flamencos en los altos del mercado de Abastos, un lugar con encanto, que salvando las distancias, me recordó al patio del Hotel Triana. Antonio Ruíz “El carpintero” es un cantaor de la tierra, veterano y gran aficionado que, escoltado por la guitarra de Eduardo Rebollar, comenzó con tangos, nervioso, repitiendo letras, pero ganándose al público desde el comienzo. Soleá, seguiriya y bulerías, para un artista que se ha hecho a si mismo. El caso de la otra propuesta difiere en mediad de la primera. Márquez el Zapatero es otro cantar. El eslabón perdido de la soleá de Triana, la quinta esencia del cante por soleá, el regusto de lo antiguo. Con el mismo acompañante, ejecutó una antología de manual sobre los estilos soleaeros asociados a la cava desde el siglo XIX; Sordillo de Triana, Abadía, Manolo Oliver, el Arenero, el Ollero… un monumento a la soleá. No contento con esto, no cambió el tercio y se enfrascó en las apolás, para resolver por fandangos caracoleros y de Chocolate. Prosiguiendo el ciclo de conferencias, el poeta del flamenco, un activista y a su manera revolucionario del flamenco. Jose Luis Ortiz Nuevo reeditó su secuestrado “Alegato contra la pureza”, esta vez con la editorial Barataria. La defensa de un pensamiento libre que revisó la vida del flamenco desde que se gestó.
De nuevo fue el alto del mercado de Abastos el que acogió una velada triple. Como si de un festival veraniego al uso (varios artistas, ambigú, sillas de madera..) se tratara Morón acogió el cante de Jesús Méndez y la guitarra jerezanísima de Manuel Valencia. Con algo de retraso, comenzó con romance y pregón. Sus facultades son portentosas, su modo de tratar el cante es visceralmente jondo. Desde la soleá de Charamusco, pasando por la taranta, deteniéndose en la seguiriya (le metió mano a Frijones, en una versión renovada de R. Medrano y acordándose del Serna en la cabal), pasando por fandangos y rematando por bulerías. La sorpresa para los asistentes fue Carrete de Málaga. La antesala a su aparición también un descubrimiento para muchos. Fran Vinuesa al toque, Amparo la Repompilla al cante (solo de tangos) y Luisa Chicano al baile por soleá. Un groso de la afición no conocía ni al artista ni su baile. La impresión que se llevaron fue de órdago. Bailó con las manos, con el pelo y con la cara por alegrias, bulerías y final por tanguillos. Continuos desplantes, guiños a la grada y gestos picarones se metió al público en el bolsillo desde el minuto uno. Una parte de los asistentes, sobre todo jóvenes, que esperaban para ver y escuchar a Manuel Lombo, recibieron el regalo, sin saberlo, de disfrutar a Carrete de Málaga, de cuerpo presente, con él mismo se encargó de apostillar. A Manuel Lombo poco le conocíamos su faceta estrictamente flamenca, pero fue una oportunidad perfecta para demostrar que a pesar de abordar otros caminos, el del flamenco, no se le queda grande y puede presumir de dominarlo. Aunque su puesta en escena bebe de otras fuentes, el agua que recorre su garganta es flamenca. Con Dani Méndez a la guitarra, principió escuetamente por tientos para empezar faena con tangos de Graná y de Triana. Un comienzo que parecía dar cuenta de lo que podía ser la noche. De Chacón de acordó en la malagueña que definió a la perfección, y remató por abandolao. Soleá, seguiriya y bulerías, recuerdo a la Paquera, a Joselito el Gallo, y cuplet extenso con el que acabó se sentirse flamenco, y con el que se metió al público en el bolsillo.
La cita final de este festival flamenco en la frontera comenzó con la conferencia de Carmen Pulpón sobre la trayectoria del empresario Jesús Antonio Púlpón. En el teatro principal, un sentido homenaje al maestro Manolo Sanlúcar, con semblanza de Manuel Curao, que dejaron paso a Morón. El escenario de llenó de Morón. Pepe Torres, David El Gayi, y Moi de Morón, junto a la guitarra de Rafael Rodríguez. “Por amor al arte” es un espectáculo concebido para disfrutar, alejado de tecnicismos y escenografías. Es cante baile y toque. Sin más. Un todo. Desde le toque iniciático de Rafael, a solas con su sonanta, hasta el baile enérgico y desmedido de Pepe por alegrías. Seguiriya del Moi, tangos para el Gayi, y soleá para Pepe. Lo mejor de todo, es la acertada apariencia de parecer no estar preparado, como si se tratara de una reunión, en la que impera la naturalidad, la flamenquería sin ataduras ni medidas. Las tonás finales y los remates por bulerías de Torres, dejaron cuenta de que con poco, se puede hacer mucho. El último trasnoche estuvo reservado para un grupo de americanos afincados en Morón que trajeron su espectáculo “Flamenco mío”. Así se fraguó este festival y asi terminó; un slogan acertado, que deja claro que con iniciativa y buenas ideas no hacen falta grandes empresas para crear flamenco.
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