Texto: Estela Zatania
Fotos: Miguel Valverde
Del 12 al 16 noviembre, 2014
Histórico acontecimiento en Córdoba
Salmorejo, flamenquines, vino fino, Mezquita y guitarra. Y no necesariamente en ese orden. Son los reclamos más simbólicos de la bella ciudad de Córdoba donde se acaba de clausurar la histórica primera edición del Congreso de Guitarra Flamenca, con vocación de continuidad que el éxito del evento parece garantizar.
Un generoso programa de inscripción gratuita… cinco días de ponencias, encuentros con grandes figuras, una muestra fotográfica, mesas redondas y recitales, con el trasfondo permanente de homenaje a Paco de Lucía…nos ha tenido gratamente ocupados cada día desde la mañana hasta la noche. El primer acontecimiento de guitarra flamenca de esta envergadura, en una ciudad donde la guitarra está presente hasta en el reloj de la histórica plaza de las Tendillas en el que, desde hace más de medio siglo, las horas y cuartos son marcados por soleá tocada por el guitarrista cordobés Juan Serrano.
Pocas veces se ha visto tanto talento guitarrístico por metro cuadrado en tan poco tiempo, y ni los primeros días de intensa lluvia pudieron aguar la fiesta. En el acto de apertura el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, declaró que «este es el gran congreso que necesita la guitarra flamenca». Doscientos congresistas de todas las edades y procedencias llenaron la hermosa Sala Orive para el discurso inaugural del maestro Manolo Sanlúcar que declaró que el flamenco «es una cultura milenaria, por encima de modas». Fue seguido de un breve pero soberbio recital ofrecido por Manolo Franco que tocó, entre otras cosas, un bellísimo y original garrotín.
Las mañanas de jueves, viernes y sábado hubo tiempo para diversas comunicaciones de investigadores emergentes que trataron un amplio surtido de temas ilustrados con audiovisuales y muestras musicales en directo.
El primer encuentro de la primera jornada completa, fue con Paco Peña, uno de los mayores responsables de que la guitarra flamenca arraigara tan firmemente en esta tierra. «Una vida dedicada a la guitarra», y nunca mejor dicho. El admirado veterano, fundador de la cátedra de la guitarra flamenca en el Conservatorio de Rotterdam, del Centro Flamenco Paco Peña de Córdoba y del consolidado Festival de la Guitarra de Córdoba, habló con gran humildad y sabiduría sobre su vida, y la importancia de las vivencias como complemento de los estudios de conservatorio.
A continuación, otro genio de las seis cuerdas, el jerezano Gerardo Núñez, empezó su intervención con un conmovedor homenaje a Paco de Lucía. Desglosó su propia carrera, y criticó la práctica oficial de subvencionar los festivales flamencos de los países más ricos que España. Una mesa redonda, con los cordobeses José Antonio Rodríguez, Paco Peña, el Merengue de Córdoba y Paco Serrano trató el tema de «La escuela de guitarra de Córdoba».
Por la tarde, José Antonio Rodríguez habló de «La generación de los nacidos en los sesenta», la primera que fue marcada por la presencia de Paco de Lucía. Explicó que aprendían sin métodos: sólo ver, escuchar y hacer. La historia de las muchas horas que ensayaba Paco, hizo que los jóvenes tocaran diez o doce horas al día, provocando serias lesiones. Rodríguez también destacó los numerosos cambios de soporte que había que asimilar, desde discos, a cintas de carrete, a cassette, a CD, etc.
Juan José Téllez, biógrafo de Paco, dio un fascinante resumen de la vida de éste, con la ayuda de fotos inéditas cedidas por Curro, el hijo del guitarrista desaparecido. Entre otros datos, Téllez destacó que durante la Guerra Civil, el padre de Paco estaba destinado a ser fusilado, pero se salvó gracias a las súplicas de su esposa; Paco pudo no haber nacido.
Por la noche, en el Teatro Góngora, tres jóvenes guitarristas, José Tomás, Niño Seve y Diego del Morao, con gritos del público para éste último de «¡ole tu pare!», presentaron «Tres guitarras a Paco», con el apoyo de cante, palmas y percusión.
El primer encuentro del viernes fue con el maestro Fosforito, Llave de Oro del Cante, que deleitó a los presentes con recuerdos y anécdotas de los ocho años de estrecha colaboración artística con Paco de Lucía, una relación que daría lugar a una espléndida antología de 48 cantes. Óscar Herrero, maestro de la guitarra dedicado principalmente a la enseñanza, comentó la importancia de compaginar una metodología con el aprendizaje más tradicional, y dio una muestra de su forma de enseñar, explicando diversas técnicas de la guitarra.
Por la tarde, otra figura venerada por la afición, José María Velázquez Gaztelu, el mayor responsable de las series Rito y geografía del cante, y Rito y geografía del toque, habló largamente de la presencia de la guitarra en estos programas de televisión, más de 40 guitarristas en total. Proyectó fragmentos de las series con Melchor de Marchena acompañando a Manolo Caracol, y Diego del Gastor con la Fernanda de Utrera.
También por la tarde del viernes, José Manuel Gamboa habló de su libro en torno a Sabicas, «Nuestro tío de América», y ofreció un recorrido por la discografía del maestro de Pamplona. Esto nos dejó el tiempo justo para una cervecita antes de acudir al teatro para el recital de Tomatito y su «Family Band», con su hija al cante y su hijo a la guitarra, además del baile de la explosiva Paloma Fantova y percusión y voces para redondear el sexteto. Las inevitables palabras para Paco, y una pieza melancólica en su honor, conmovieron a todo el público, y una fuerte lluvia a la salida del teatro parecía acompañar nuestros sentimientos.
Salió el sol para la última jornada completa del primer Congreso de Guitarra Flamenca. Tomatito acudió por la mañana para hablar de su vida, la llegada a Málaga desde Almería y su trabajo en la Taberna Gitana donde conoció a Camarón. De Paco de Lucía, declaró que es «uno de los mejores músicos que ha tenido España, y debemos presumir de él». Habló también del Niño Miguel, y expresó algunas opiniones acerca de la enseñanza del flamenco. A continuación, el cerebral Juan Manuel Cañizares explicó su «Visión flamenca en la transcripción de la música española para guitarra», y cómo buscó «el sentido flamenco que duerme en estas obras». Ofreció una fascinante demostración de como pudo adaptar piezas de la música clásica española de orquesta a la guitarra flamenca.
Después de una mesa redonda con profesores del conservatorio para discutir los diversos problemas y ventajas relacionados con aprender guitarra flamenca en una conservatorio (los alumnos tocan la soleá de Sabicas, ¿pero saben tocar por soleá?), el experto en guitarra, Norberto Torres, habló de «Ramón Montoya y la guitarra clásico flamenca», un estudio concienzudo de la evolución y bifurcación de estos dos géneros musicales, ahora tan bien definidos. Según sus indagaciones, «el abandono del rasgueado representa el comienzo de la guitarra clásica a mediados del siglo XVIII».
La última ponencia fue «París – Zambra: de la razón a la intuición» del veterano musicólogo, Philippe Donnier. Mediante una original presentación, explicó diversos aspectos de sus teorías del compás del flamenco que demostró guitarra en mano.
La noche del sábado, las calles de Córdoba se llenaron del sonido de «Entre dos aguas», y la novedosa proyección o «mapping» de imágenes en movimiento al Templo Romano llamado «Paco de Lucía en el corazón», atrajo a cientos de viandantes.
Para el domingo, sólo quedaba el taller de construcción de guitarras a cargo de José Rodríguez, y coincidiendo con el Día Internacional del Flamenco, la clausura oficial de este ambicioso proyecto hecho posible por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba y el Instituto Municipal de Artes Escénicas IMAE-Gran Teatro, y cómo no, el esfuerzo y pericia del musicólogo Faustino Núñez que dirigió las actividades y condujo los encuentros con los artistas.