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“Aluricán Sábado, 20 de junio, 2006. 2230h. Teatro |
Artistas: Inés Bacán, Enrique Sordera, Diego
de la Margara, Antonio El Pelao, Curro Vargas, Pepa de Benito, Carmen
Ledesma, Concha Vargas, Antonio Moya, Fernanda Peña, Vicente
Romaní, Carmen de Quintín. Artista invitado: Curro
Malena. Colaboración especial: Sevi Bacán.
Texto y fotos: Estela Zatania
Casi
no me acordaba. Ves tantos y tantos espectáculos de flamenco,
a cual más fastuoso, mejor coreografiado, amplificado, iluminado,
musicado y subvencionado. Cuando acudes al teatro para una presentación
del nuevo milenio y te acomodas en tu butaca, lo haces con la absoluta
seguridad de que lo que tus sentidos están a punto de percibir,
representa lo más elevado del arte. ¿O no? Luego al
cabo de hora y media, dos horas, si eres aficionado o aficionada
al flamenco, con demasiada frecuencia abandonas el lugar con la
sensación de haber visto algo, en el mejor de los casos,
entretenido sin más, en el peor, presumido y aburrido. Empiezas
a creer incluso que el flamenco de calidad no se puede representar
en un teatro. Aquello que te emocionó hace tantos años
y se apoderó de tu vida, apartándote de familia, amigos
y amantes, todavía existe, pero parece que desde una cómoda
butaca no es posible encontrarlo.
Luego asistes al sentido homenaje de un pueblo a uno de sus hijos
predilectos, un artista fallecido prematuramente en circunstancias
trágicas hace nueve años. Quizás fuera eso,
porque todos recuerdan al guitarrista Pedro Bacán (Lebrija,
1951-1997) con el mayor cariño, y su familia estaba presente,
tanto entre el público como en el escenario, más significativamente,
su hijo Seve a la guitarra, y su hermana Inés al cante. A
las ocho de la tarde se había presentado la biografía
de Pedro Bacán escrita por Alfonso García Herrera,
título de la cual da nombre a un disco en solitario (1989)
y al espectáculo: “Aluricán en azul y verde”.
Azul y verde, los colores de la bandera gitana. Aluricán…suena
a misterio, a árabe, a tormenta… Gracias al libro podemos
leer esta explicación del mismo Pedro: “Aluricán
es una palabra que yo no he oído fuera de mi familia. Ignoro
su origen, pero mi padre, Bastián Bacán, empezaba
siempre sus historias así: ‘Aluricán de la noche’…
Aluricán es una palabra llena de misterios. Ella descubre
las primicias de las cosas”
Dos tremendas personalidades, fórmula
que no suele funcionar, encontraron una sublime compenetración
Concha Vargas e hija
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Concha Vargas y Carmen Ledesma
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A primeros de los años noventa Pedro Bacán soñó
con recuperar, difundir y conservar el arte de su familia extendida
y de Lebrija, llegando a producir varios espectáculos que
impactaron en Francia más que en España. La noche
de sábado, 20 de mayo, 2006, en el Teatro Juan Bernabé
de Lebrija, la familia volvió a reunirse para homenajear
a este artista tan añorado y recordado, con un espectáculo
que hace gala de su visión.
La voz en off de Pedro Bacán, único recurso claramente
teatral, explica y ambienta la presentación, y los artistas
se turnan: Inés Bacán con la nana y Pepa de Benito
con los fandangos por soleá que siempre interpreta con mucho
sabor. Enrique Soto “Sordera”, cogido prestado de Jerez,
canta por alegrías para un sorprendente paso a dos de Carmen
Ledesma y Concha Vargas. Estas dos tremendas personalidades, fórmula
que no suele funcionar, encontraron una sublime compenetración
apoderándose del escenario y del público con su baile
denso y sustancioso con olor a antiguo, nada de frivolidades, ni
un movimiento que no fuera esencial. Curro Malena por soleá
y tonás, los tangos de Enrique para el baile de la Ledesma,
siguiriyas de Inés y las cantiñas del Pinini de Lebrija,
magníficas en boca de Pepa de Benito.
Saludo final con la bandera gitana
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Pepa de Benito, Inés Bacán,
Antonio Moya |
La hija de Concha Vargas, con un quejido conmovedor, le cantó
a su madre por bulerías al compás romanceado de Lebrija
demostrando, no sólo el poder del mismo, sino la necesidad
de que los aficionados sepan apreciar otras facetas de este palo
fundamental que no sean puramente jolgóricas ni deriven necesariamente
del aire jerezano. Entre las dos encontraron una casi insoportable
tensión que alteró, en el mejor sentido, a todos los
presentes.
Ha habido otros intentos, con resultados desiguales, de presentar
un tipo de flamenco con poco montaje o escenografía. En esta
ocasión la gran máquina del flamenco funcionó.
Hay momentos, lugares y públicos para la meticulosa elaboración,
el pulimento y el terminado agradable que tanto se lleva hoy en
día. Pero hacen falta espectáculos como este, basados
en algo más visceral y auténtico, para repetir la
señal original y recordarnos del poderío de un arte
monumental.
Para el saludo final, los artistas desplegaron una enorme bandera
de color azul y verde haciendo eco del título del espectáculo.
Inés Bacan |
Pedro Bacán & |
Inés Bacán |
Pedro Bacán. |