Resumen: Homenaje a Miguel Candela. Jerónimo, Morente, Carmen Linares, Pitingo, Montoyita, Paquete, Manolete, Güito, La Tati, Pepe Habichuela, Josemi, Grilo, T
HOMENAJE A MIGUEL CANDELA |
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Especial Festival SUMA FLAMENCA 2009 “El amigo del arte no ha muerto” A la atención de D. Miguel Aguilera: Estimado Miguel: El destino no tuvo a bien presentarnos, y no fue porque el que escribe no pasase hasta jartarse por su mítico local. Las cosas suceden así y toca ahora que, estando usted al lado de la Perla, de José Monge o de Caracol, yo, desde aquí abajo, le estreche la mano por primera vez.
Solo para contarle que sus amigos ayer se portaron a base de bien, en los “megateatros” del Canal. Estos que, con más pasta de la que podría imaginarse, han sido levantados para los grandes eventos aunque, ahora que no se entera nadie, como su “Candela”, nada de nada. Anoche vinieron los hermanos de Caño Roto. Sí hombre sí, los hijos de Felipe Maya, y se pusieron a meterle jazz a las bajañís, acordándose de Django Reinhardt pero con un deje a tangos y granaína que… Pasó también Ruibal, para empezar a jugar con nuestros lagrimales y, cuando los Carmona aparecieron (vino hasta el gato de la familia anoche, sabe usted) nos habíamos olvidado de lo del Canal y solo faltaban los cuadros, los cartelitos de las Cumbres Flamencas y vos, para saber que estábamos en Lavapiés.
Antonio Carmona le dedicó “Uno, Dos y Tres” al lado de sus nuevas generaciones, a las que seguro conoció también. Enrique le dedicó una letra y nos recordó que “Miguel Candela, el amigo del arte, no ha muerto”. Nos había tocado el gordo de la noche bien temprano. Todos de pie, rajados. Pidiendo que Carmen Linares siguiese por la misma línea. Y por siguiriya se templó con Paco Cortés, genial toda la noche, llevándola en volandas. Los Carmona volvieron, no querían irse, esta vez con el maestro Pepe y su Josemi. Qué fandangos. Ni nos habíamos dado cuenta de las horas que eran. Necesitábamos pasar por la barra para tomar algo.
Pero como anoche no faltó nadie, en las Cuevas del Candela, las del Canal, hubo fiesta hasta bien tarde. Paquete se puso por bulerías, y también se entonó por ese compás Talegón de Córdoba, que no vea la voz aguda que tiene el hombre, con lo grande que es. Y el Pollo. Sí, el de California. Se puso con su hermano Joselito a darle a la rumba diciendo que no podía levantarse. Dicen que sigue pasando el americano por la calle del Olmo de vez en cuando, a ver si se equivoca un día y le vuelve usted a poner un chupito.
También dicen que la estrella del flamenco actual es Pitingo, el chaval que se ponía en el rincón de las cuevas a escuchar a los maestros. Anoche se trajo a toda su banda y nos dejó con la boca abierta. Mezclando las bulerías más acompasadas con “Yesterday” o “Giorgia on my mind”. Antonio Carbonell se puso con su hermano Montoyita y el Bandolero (el tío le tocó los cajones a toda la noche) a cantar por siguiriyas al tempo de bulerías. Aquello se había desbocado. Definitivamente el “Candela” había cogido la línea azul del metro y se había bajado en Iglesia.
Gran Wyoming leyó una carta y ya de paso presentó a Poveda. Ese genio que tenemos hoy los flamencos. Pero vamos, que para fenómenos los de Jerez. Media ciudad se subió a cantarle, tocarle y bailarle, Don Miguel. Con Grilo y Tomasito a la cabeza. El teatro parecía ya el fondo norte del Calderón, o el sur del Bernabeu, según se mire. La locura.
Todos dando palmas por bulerías para que nos despidiese, guitarra en mano, su colega Raúl, el granadino. Sí, Miguel, sí, el mismo. Un gran aplauso cerró la noche. Y luego el silencio. La vida, nos lo recordaba siempre Usted, “es corta, se vayan ustedes haciendo a la idea”. Sin vos que larga se nos va a hacer… Se despide, disculpándose por no tener el soniquete que Usted tenía y tiene, y dándole las gracias por la cantidad de amigos que hizo y que yo hoy, un servidor de Usted, ha visto moverse por el escenario. Eso sí, un poquito peor de lo que lo hacían en sus cuevas. Su otro y nuevo amigo
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