El madrileño Corral de la Pacheca acogió
en su escenario la noche del pasado sábado ocho de
noviembre la actuación de Antonio Suárez «El
Guadiana», que ofreció al público asistente
un repertorio bastante variado.
Guadiana con Jesús del Rosario
Tras la habitual presentación de Antonio Benamargo,
subieron al escenario Antonio Suárez y el tocaor Jesús
de Rosario para empezar con una larga tanda de soleá
con la cejilla al uno, misma posición en la que se
harían posteriormente unas tarantas. Cambio de cejilla
al tres para hacer unas seguiriyas muy bien hechas que respecto
al cante se caracterizaban por un compás perfectamente
marcado, tanto que la continuidad de la voz tenía menos
importancia cuando suele ser en lo que más se preocupan
habitualmente los cantaores, dejando de lado incluso el valor
de la base rítmica. Posteriormente unas bulerías
que se destacaron por una bonita falseta de Jesús de
Rosario para abrirlas. De éste guitarrista es destacable
su buena manera para el acompañamiento, siendo hijo
de El Entri es normal que esto suceda. Además, pertenece
a una joven generación de tocaores de Caño Roto
junto a gente como Ramón Jiménez o Jerónimo
Maya que está destinada a dejar en buen lugar sus raíces
flamencas.
Tras
un breve descanso, una granaína del último disco
de Antonio «Brillo de luna», aunque quien realmente
brilló esta noche fue Antonio porque se estaba produciendo
un eclipse total de dicho astro al mismo tiempo de la actuación.
Como buen conocedor del cante que es Guadiana, y su extenso
currículum así lo demuestra, sabe que la granaína
y las bulerías pueden ir bastante parejas. Tanto que
si no fuera por la guitarra, hubo momentos en que parecía
que estaba cantando al compás de la bulería.
Cambio de cejilla de Jesús al dos y tras una afinación
unos tientos que poco a poco se fueron convirtiendo en tangos.
Por tangos hizo letras tan populares como «puñaíto
de alfileres», estrofas que cantaban los gitanos desde
tiempos remotos y que terminarían por hacer famosas
su sobrino Juan José Suárez «Paquete»
al meterlas en uno de sus discos. Para cerrar los tangos,
la estrofa de «a las dos de la mañana» del
Romance de Juan Osuna.
Para terminar la actuación, unos fandangos de Huelva,
que resultan ser un cierre bastante poco habitual. Además
un final casi de sorpresa puesto que al salir de escenario
sin haberse despedido nadie se esperaba que aquello terminara
en aquel momento. En definitiva, a pesar de una despedida
tan fría, una buena actuación de Guadiana y
Jesús de Rosario en el Corral de la Pacheca.