Ficha artística. Espectáculo: Gitanas. Elenco para Juana Amaya. Baile: Juana Amaya y Nazaret Reyes. Guitarra: Juan Campallo. Cante: Enrique ‘El Extremeño’, David Sánchez ‘El Galli’, Manuel Tañé y José Antonio Nuñez ‘El Pulga’. Percusión: Paco Vega. Elenco para Tía Juana la del Pipa. Cante: Tía Juana la del Pipa. Guitarra: Raúl Moreno ‘El Perla’. Palmas: Fabián Moreno ‘El del Pipa’, Tomás de los Reyes ‘El del Pipa’. Elenco para Remedios Amaya. Cante: Remedios Amaya. Guitarra: Raúl Moreno ‘El Perla’. Palmas y jaleos: Carmen Amaya, Samara Moreno, Rosario Villar y Ana Mari González. Percusión: Isidro Suárez. Lugar: Teatro Maestranza. Fecha: 27 de septiembre de 2016. Aforo: lleno.
Sara Arguijo
Especial – La Bienal de Flamenco – toda la información
Decía el escritor y periodista flamenco, Paco Vargas, en uno de los encendidos hilos que se mantienen estos días en Facebook a cuenta de la programación de la Bienal que “la vanguardia no es un valor por sí misma” y no podemos estar más de acuerdo. Claro que la idea se extrapola igual a lo ortodoxo, que tampoco es garantía de excelencia alguna. Primero porque, independientemente de dónde se sitúe, un artista debe reunir de base talento y calidad y, segundo, porque incluso dándose estas circunstancias puede una propuesta fracasar o no y, por supuesto, gustar más o menos.
Por eso, si esta reseña se hubiese escrito de antemano, se hubiera resaltado el baile temperamental e intuitivo de Juana Amaya, el cante telúrico e imperturbable de Tía Juana la del Pipa y la arrolladora personalidad de Remedios Amaya, seguramente una de las cantaoras más queridas en Sevilla y, sin duda, la más esperada en esta Bienal, donde había unas ganas enormes de reencontrase con ella tras el cáncer que la ha tenido apartada de los escenarios.
Es decir, hubiera sido tan fácil como acudir a la estirpe de sus apellidos, repasar la trascendental trayectoria de cada una de ellas en el arte flamenco y elogiar sus infinitas virtudes. Lo mucho que estas ‘Gitanas’ imponen con su fuerza y su carisma desde que pisan el escenario y apuntan al público con el dedo índice.
Pero, como decíamos, al margen de sus innegables aptitudes, hay cosas en un espectáculo difícilmente perdonables y, más aun en un teatro como el Maestranza (otro templo más de esta ciudad tan dada a sacralizarlo todo) donde apenas 24 horas antes habíamos asistido a una obra de la envergadura de El Salón de Baile con un resultado técnico y artístico exquisito.
Dicho de otro modo, la falta total de dirección artística, la pésima iluminación, los continuos problemas de sonido, las entradas y salidas de técnicos durante las actuaciones, los más de diez minutos que duraron las transiciones (incomprensible)… y, en general, la nefasta puesta en escena es una falta de respeto para el flamenco y para el público, aunque éste aplauda a los suyos con total incondicionalidad, como es normal.
Así, lo que podría haber sido un maravilloso encuentro de tres de las mujeres más personales de lo jondo (ni a saludar salieron juntas) y haber resultado épico, se quedó en un espectáculo irregular y desbocado en el que hubo que morderse mucho la lengua y conformarse con los destellos de gloria de las artistas y del guitarrista ‘El Perla’, que acompañó de manera ejemplar a Tía Juana y Remedios Amaya, con jondura y oficio y en circunstancias nada favorables.
Sobre todas se impuso una poderosa Remedios Amaya que, tras una desacertada taranta, dejó a un lado los nervios y se liberó por tangos repasando todo el repertorio de sus triunfos (desde el Turu Turai a la barca). Así, ya con los pies descalzos y con voz caliente y rozada, desplegó su cante melódico y canastero, como una reina del soul o una estrella del pop, según el rato.
Nos quedamos con eso, aunque también con la idea de que ni la pureza ni la inspiración puede ser un escudo bajo el que eximir la responsabilidad y el compromiso artístico.
Fotografías: Oscar Romero / La Bienal