Texto: Estela Zatania
Fotos: La Bienal
17 Bienal de Flamenco
Jueves, 27 de septiembre, 2012
Especial 17 Bienal de Flamenco de Sevilla – Toda la información
Una travesía paso a paso
Nuevamente da idea de que la programación de la Bienal de Flamenco de Sevilla se hizo con intención…el viaje (travesía) de Núñez, y la ruta emprendida (paso a paso) por la Moneta, en una misma jornada. O a lo mejor es el flamenco en sí, que hoy en día está de excursión permanente, siempre en busca de algo novedoso, lo que es sugerido por estos títulos.
“Travesía”. Teatro Lope de Vega, 2030h.
Guitarra: Gerardo Núñez, Manuel Valencia. Cante: David Carpio, Rafael el Zambo. Percusión: Ángel Sánchez “Cepillo”. Contrabajo: Pablo Martín. Baile: Carmen Cortés.
Gerardo a menudo destaca que los aficionados no le perdonan su interés por otras formas musicales. Estoy segura que nadie toma la decisión consciente de no admitir cierto tipo de música, sino que es un proceso más complejo y sutil, sin intención alguna del ninguneo del que se queja el músico.
Mediante su música, Núñez exige ser aceptado tal cual, toque bulerías de Jerez o toque sus creaciones, y son éstas últimas las que a veces cuestan asimilar, a pesar de su innegable calidad. Nadie en su sano juicio discute el dominio técnico, la maestría y la creatividad de Gerardo Núñez. Pero el aficionado tradicional busca y necesita la referencia del palo. Antes que pensar “¡qué hermosa granaína!”, primero debe sonar una granaína…o una soleá o una siguiriya. Y la ocasional ausencia de esta referencia es lo que aleja a algunos de la obra de Gerardo Núñez, a la vez que se le reconoce como el genio y gran virtuoso que es. Él mismo pone esa distancia; en sus recitales siempre escuchas a la gente preguntándose mutuamente “¿qué está tocando?” Es algo que no le preocupa al gran público que se conforma con dejarse llevar por la belleza del producto, y por el sonido jazzístico que tantos disfrutan.
Hace tiempo que no asisto a un recital de Gerardo, pero por lo general, lo de anoche me ha parecido la oferta de siempre…tres o cuatro temas de guitarra, hermosa rondeña, un baile por derecho de Carmen Cortés que te deja con la miel en los labios, el mismo solo de percusión y contrabajo con detalles cómicos del Cepillo y Pablo Martín que vi por primera vez hace diez años y mucha armonía y formas de jazz, el género devoralotodo que engulle cualquier música que se atreve a cortejarlo, incluso el flamenco.
También están presentes las afinaciones alternativas que tan bien domina el guitarrista, pasajes melancólicos contemplativos, el pulgar que grita Jerez, el pizzicato y la exquisitez en el fraseo.
Admirablemente, Gerardo se preocupa por la nueva generación, tanto de guitarristas como de cantaores. He disfrutado con el cante de David Carpio y Rafael el Zambo, especialmente mano a mano por tonás y bulerías al golpe (curiosamente, el público apenas reaccionó, parece que los fans de Gerardo Núñez tienen poca afición al cante), dos jóvenes cogiendo tablas al lado del maestro como hiciera durante años Jesús Méndez.
“La Moneta Paso a Paso”. Teatro Central, 2300h. Dirección y coreografía: La Moneta, Javier Latorre, Antonio Canales. Guitarra: Luis Mariano. Cante: Miguel Lavi, Jaime Heredia «El Parrón», Juan Tirado, Antonio «El Manzana». Colaboración especial: al cante, Juan José Amador, a la percusión, Miguel el Cheyenne.
A las once de la noche, en el Teatro Central, pudimos contemplar el nuevo trabajo de la bailaora, Fuensanta “la Moneta”. “Paso a Paso”
El dinámico talento de esta joven granadina, alimentado por la natural inquietud que corresponde a su edad, siempre devuelve resultados, cuando menos, interesantes. Sorprende su capacidad física, no he visto bailar más seguido sin cansarse a ningún otro. De hecho, la obra empieza con tres bailes suyos, uno tras otro, sin largas introducciones de guitarra, y sin abandonar el escenario. En términos puramente teatrales, no es un comienzo acertado, pero el aguante de la Moneta es impresionante.
Sigue cultivando su estilo agresivo agitanado aprendido en las cuevas de Sacromonte, aunque poco a poco le está llegando la templanza que hizo falta. Quizás lo más notable de su paso por la Bienal fue el atrás cantaor, cinco admirables cantaores, tres de ellos granadinos además del querido veterano Juan José Amador y el joven Miguel Lavi, de lo mejorcito de la cantera jerezana, dándose a conocer en este festival y que bien podría llevarse un Giraldillo.
Ignoramos el motivo de la ausencia de Antonio Canales que tenía que haber intervenido. Javier Latorre bailó en pareja con la Moneta, ella en bata de cola blanca, una coreografía retro que no acabó de convencer estéticamente. El omnipresente Bobote puso el compás y el ‘ange’, y Luís Mariano se ocupó del acompañamiento de guitarra con una pulsación puramente granadina.
Unas siguiriyas que pudieron haber durado la mitad, conducen a un interludio para saborear el cante. Qué gran lujo poder disfrutar del Parrón, que tan poco se prodiga, con su rancio decir aborricao. Y el Manzana o Juan Tirado, interesantísimos cantaores que apenas se escuchan fuera de Granada. Por allá, por el este de Andalucía, el cante básico es más dulce, y el cante dulce tiene mayor empaque, un disfrutable cruce de influencias que desafía las cansinas definiciones de gitano o no gitano. Te empapan de sabor con sus granaínas y cante abandolao.
Lo que viene en el programa como “tientos azambraos”, es el tango parao tocado ‘por arriba’ con cejilla, un sonido que sugiere Granada y el levante, pero lo mejor de la noche estaba a punto de caer. La Moneta y su grupo se atreven con jaleos extremeños…”atreverse” porque son cantes y aires normalmente mejor interpretados por los extremeños, pero lo hacen de bien p’arriba, y el baile sacromontino de la Moneta, casa a la perfección con estos cantes. Siempre ha habido esa afinidad entre el flamenco granaíno y el extremeño que no llegó a arraigar en el eje Cádiz-Jerez-Sevilla.
El espectáculo se hace largo con la soleá por bulería, y el balance de “La Moneta Paso a Paso” es una obra desigual y teatralmente mejorable, pero con elementos de primera y un planteamiento fresco dentro de lo tradicional.