Resumen: Gala de entrega de premios Giraldillos de la Bienal de Flamenco Homenaje a Mario Maya
Gala de entrega de premios |
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ESPECIAL BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA 2008 Texto: Juan Diego Martín Cabeza Es curioso ver cómo se ha ido desarrollando la historia de estos premios desde hace treinta años a nuestros días. Los primeros giraldillos tenían un halo trascendente, de reconocimiento a artistas flamencos de alguna manera vinculados a la tradición y sobre los que se depositaba la confianza del mundo flamenco sevillano. Calixto Sánchez en el cante, Manolo Franco en la guitarra, o el mismo Mario Maya dos años después en el baile, son algunos ejemplos de esa apuesta… más tarde se cambió el formato intentando apostar mucho más claramente por jóvenes intérpretes flamencos, pero las presiones, los intereses creados, y la dificultad al fin y al cabo de compaginar festival y concurso acabaron con aquello también. Lo que tenemos ahora es una fiesta glamurosa, un show televisivo, un anuncio recordatorio de la bienal seis meses después… o un anticipo de la que viene. Estas galas, al uso de las entregas de premios norteamericanas, quedan muy bien en televisión. No me extenderé en lo ridículo del hecho porque de alguna manera entiendo que en la actualidad estas actuaciones sirven para “vender” el flamenco. Un flamenco sin flamenco. Un flamenco de caras y de palabras de agradecimiento. En su descargo diré que intentaron hacerla dinámica y que la presencia del periodista Teo Sánchez como conductor le dio más credibilidad de lo que a priori nos temíamos. Los premios, merecidos pero olvidables. En unos años nadie se acordará de quién obtuvo tal o cual premio en la bienal de 2008. Ni falta que hace, por otra parte. No sé si la retransmisión en televisión fue en directo (jueves a las nueve de la noche es prime-time aunque sea en la segunda cadena de la televisión pública), pero creo que hemos perdido una gran oportunidad de tener flamenco a una hora decente en la televisión. A no ser que… A no ser que también retransmitiesen la segunda parte de la noche. El homenaje a Mario Maya. La gala terminó cerca de las once de la noche sin que nadie dijese nada de lo que venía a continuación. Visto lo visto me parece injustísimo relegar este espectáculo a ser segundo plato de una gala de premios protocolaria y televisiva. El público vibró y el espectáculo mereció muchos más minutos de aplausos. Pero era la una de la mañana cuando se echaron las cortinas del Lope de Vega y ya nadie podía dar más de sí… Ojalá vuelva a tener una oportunidad en Sevilla. Ojalá pueda verse en muchos otros sitios. Ojalá tengan la suficiente sensibilidad de programarlo en la televisión a una hora razonable. Lo que vimos anoche es una clase de historia del baile. Historia de la danza flamenca, historia del teatro flamenco, de una estética, de una filosofía… Lo que vimos anoche es un ejemplo de lo que debe ser un homenaje. Menos palabras y más hechos. Menos improvisación y más trabajo. Fue una exposición retrospectiva sobre Mario Maya hecha con amor, con respeto, con gusto y con profesionalidad. Para los aficionados jóvenes fue una oportunidad única de emocionarnos con formas coreográficas que sólo habíamos visto en vídeo. Referentes verdaderos de la coreografía flamenca. Reconozco que nunca he sido demasiado partidario de los grupos de baile en escena. Que muchas veces me he aburrido viendo esas poses y bailes iguales al milímetro… pero lo de anoche no tiene nada que ver… qué gusto llenando la escena, qué sentido del ritmo en las transiciones, qué rigor en los grupos de baile y qué libertad en la expresión de los bailaores y bailaoras. Especialmente interesante es ver que el homenaje está sustentado por una generación de artistas jóvenes que, cada uno por su lado, está haciendo camino en la creación del baile flamenco. Tiene la obra momentos impactantes como el baile a tres de Isabel Bayón, Belén Maya y Rafaela Carrasco (y luego, cada una por separado). El grupo de bailaores masculinos es solvente y compacto, ilusionante por lo que pueden ofrecer en solitario… Los guitarristas y cantaores juegan un papel fundamental. Buenas voces y buena música, buenas transiciones y muy bien en sus respectivos papeles sobre el escenario. Es un trabajo de grupo, de equipo, en el que no tienen cabida divismos ni endiosamientos. Un homenaje a Mario Maya que se convirtió en un homenaje al flamenco desnudo donde el pasado (reciente) y el futuro se dan la mano franca y sinceramente.
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