FUENSANTA LA MONETA – GRANADA (video / fotos / english show review)
Colaboración especial: PACO CORTÉS – Especial Festival de Jerez
Fuensanta La Moneta exhibe su baile hipnótico en un espectáculo no siempre bien hilado que resultó demasiado largo.
Silvia Cruz Lapeña
En su show, “Granada solo tiene salida por las estrellas”, Fuensanta La Moneta analiza su ciudad con ojos amorosos y un punto críticos. El cariño lo demuestra bailando y la arista se adivina en el título del espectáculo, un verso de Lorca que aparece en la “Habanera imposible” de Carlos Cano y donde se explica la paradoja de una ciudad bendecida que vive “en sí misma tan prisionera”.
Esa era la idea, mostrar un lugar muy connotado desde más puntos de vista tirando de Lorca y de Morente, pero también de otros referentes. Y empezó bien La Moneta con esa habanera y luego por bulerías, mostrando todo su repertorio de movimientos, que es amplio, y su capacidad de comunicación con el público, que es mucha. Después vinieron las alegrías y con ese repertorio, junto a la elección de un grupo de acompañantes impecable, la artista mostró una Granada más allá de la tragedia y las leyendas, y con su baile como traductor, nos acercó una ciudad con matices y con chispa.
En la escena, fueron muy pertinentes las imágenes de fondo para construir una idea de Granada distinta, más completa. El universo visual de José Val del Omar, por ejemplo, fue perfecto para retratar esa ciudad que a ella la interpela, no siempre de postal pero igualmente intensa. No todos sus compañeros entienden el uso de ese recurso visual, lo hemos visto en este festival, y a veces despistan al espectador más de lo que refuerzan el mensaje. No fue el caso de Fuensanta, que además tuvo a bien, ¡gracias!, de acordarse de Mario Maya de varias maneras.
Una fue trayendo al guitarrista Paco Cortés, uno de los tocaores de aquel “Camelamos Naquerar” de 1976, que ejerció de memoria viva, tan necesaria no solo en el flamenco. Rodeado del elenco, joven y talentoso, protagonizó uno de los momentos más emotivos de la noche tocando por soleá. Pero el espíritu de Maya no se limitó a la hermosa participación de Cortés, que también acompañó las alegrías con las que se recordaron versos de otra de las partes de “Camelamos Naquerar”, Pepe Heredia. Y ella, respetuosa, conocedora y capaz de cualquier curva, exhibió una verticalidad que el maestro Maya aprobaría.
Pero tras esos fulgores, la conexión fue disminuyendo al tardar demasiado en volver a escena para hacer la soleá. Fue generosa porque dejó sitio a sus compañeros para tocar, cantar y bailar, pero esas ausencias tan largas cortocircuitaron el relato que tan bien había hilado al inicio. Y tienen poco sentido tantos minutos sin ella porque es la protagonista pero también porque verla bailar es algo hipnótico. Fuensanta tiene temperamento y equilibrio, es capaz de controlar su gran fuerza, no abusa de ningún recurso, y es capaz de conectar con la audiencia porque es una bailaora disfrutona.
Pero al final quedó un show demasiado largo, algo que restó ritmo a la obra y efecto al retrato de Granada que quería hacer Fuensanta, que como es inteligente, remató con una tanda generosa de tangos de su tierra con los que volvió a mostrar lo bien que baila.