Texto: Gonzalo Montaño Peña.
Fotos: 8co80
Resumen: Flamenco Viene del Sur 2011. Tripolar Marcos Vargas & Chloé Blûlé
FLAMENCO VIENE DEL SUR 2011 Tripolar Texto: Gonzalo Montaño Peña. El triángulo que forman Marcos Vargas, Chloe Brule y Juan José Amador es un triángulo equilátero, sus lados son iguales en tamaño e importancia. Sus espectáculos no se basan en coreografías a las que un cantaor pone su voz, sino que por muchos momentos se diría que a la voz de Amador se le ponen bailes para acompañarlo. Esto es algo que les define, conforman sus historias a trío. Tripolar es una apuesta arriesgada, conceptual, con muchas aristas. En algunos momentos se nota que le falta el rodaje que lo pulirá y dará brillo. Aún así, sentarte en el teatro y disponerte a meterte en la mente de este esquizofrénico tripolar te lleva de un polo al otro del espectro sensitivo. Por momentos te aterra, en otros te provoca carcajadas. Te lleva del agobio a la exaltación del olé en poco tiempo y en alguna ocasión puede dejarte un poco frío y en búsqueda de un significado que no queda demasiado claro. Me gustó el concepto: la idea de meternos en la mente de un flamenco con sus demonios y angelitos perturbándole la existencia. También me gustaron muchos detalles que ofrece el espectáculo, como el fugaz recorrido por los cantes que hizo Juan José Amador con el único acompañamiento de la percusión de los bailaores. También me gustó el punto cómico que la obra tiene y que le da un contrapunto divertido a los momentos oscuros que el espectáculo tiene. Pero sobre todo me gustó la capacidad emotiva que la obra tiene y que por momentos me sumergió dentro de este submundo generando sensaciones dispares. Algo que eché en falta fue ver bailar más a la pareja. Creo que ante dos artistas de esta categoría, no sacar el suficiente partido a su faceta como bailaores es desaprovechar una oportunidad importante. Aunque demostraron riqueza expresiva y dominio del vocabulario corporal, su lado más flamenco no aflora en este espectáculo. Sólo en un baile por Tangos pudimos disfrutar de un baile completo. Mención a parte merece el trabajo de Juan José Amador que vuelve a mostrar su gran versatilidad con una redonda interpretación del papel protagonista del espectáculo, aunque también eché en falta oírlo cantar cantes completos, ya que su papel sólo interpretaba retazos de cantes, una letra por Soleá, un apunte por Malagueñas, un trocito por Alegrías… y al igual que en el caso del baile me quedé con las ganas de saborear mas de lo que este cantaor tiene en su garganta. En general este espectáculo está cargado de sensaciones a flor de piel, de mundo interior. Hay una historia que lo justifica (incluido el titánico despliegue de medios que hacen falta para dejar el escenario del teatro en una gran explanada abierta), aunque a veces esta misma historia priva al espectáculo de una base más flamenca. Como aficionado al teatro me llevé una grata sensación a la salida del teatro sobre todo por el viaje que esta obra me ofreció. Como aficionado flamenco lamenté no haber podido disfrutar más de las cualidades flamencas que este trío posee y no mostró. |