Pedro Sierra, artista invitada La Tobala
Pitingo y Juan Carmona 'Camborio'
Joaquín Grilo
Juan Manuel Mora artista invitado
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FLAMENCO PA TóS 9
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Arrancó el festival “Flamenco Pa tós”. Un año más, y van nueve, el dúo “Gomaespuma” con Juan Verdú en la organización, hicieron de maestros de ceremonias y el anfiteatro del colegio de Médicos se llenó para recibir en cuatro sesiones, flamenco del bueno. La obra social benéfica sigue siendo el telón de fondo que anima a la organización de este certamen, y así lo resaltaron tanto Juan Luis Cano como Guillermo Fesser, Juan Verdú o los artistas que pasaron por las tablas del recinto de la calle Santa Isabel. Este lunes abrió Juan Manuel Mora, joven artista catalán aunque curtido en Madrid. Cantaor que se está haciendo un hueco relevante en los festivales de la región y que esta vez propuso música de reminiscencias sefardíes (en la letra cuando menos). Abrió por alegrías de Cádiz y siguió con la Petenera chica y la grande. Muy buena conexión con el público y gran despedida por tangos y bulerías, con algún guiño al paisano Poveda en las letras del final. Artista de voz atiplada, exquisita pulcritud y muy buen saber estar, tanto dentro como fuera de los escenarios. Su juventud y paso firme le auguran éxitos. “Otro rollo” comparado con lo que hay que aguantar a veces, que dirían algunos. Con su flamenco sincero y cercano, muy personal, se ganó al público. Y abriendo plaza. Sin duda el huracán guitarrístico de la noche corrió a cargo de Pedro Sierra. Otro catalán de más kilometraje que el anterior, esta vez en doble faceta solista y acompañante. En su versión inicial sencillamente alucinó a la concurrencia con una guajira y unos fandangos de Huelva tremendamente avanzados. Técnicamente grande y musicalmente inteligente, Pedro Sierra, como tantos otros grandes guitarristas, se lleva los premios más como compositor que como intérprete. Sin embargo en este último ámbito no tiene nada que envidiar a nadie. Ya con su mujer, “La Tobala”, y con su grupo, el flamenco llegó en forma de caña, polo y cierre de soleá apolá, una malagueña, alegrías de córdoba, mirabrás y cierre por bulerías de Cádiz. Todo, sacado del último disco de la sevillana, “Lenguaje puro”. Memorable y huracanado siguió Sierra con o sin “Tobala”, cantaora que se defendió sobre todo a compás de bulerías. La segunda parte del recital puso algo más de “vanguardia”, entendida esta como flamenco más personal, incluso “sui géneris”. Pitingo y su escudero Juan Camborio camelaron a todos con los giros de “Soulería”. Empezó Antonio por toná para virar la “Harley” de su voz hacia la Georgia de Ray Charles. Siguió por taranta y el delirio llegó cuando, ya por bulerías siempre, enlazó “Wendoline” con letras populares, “Yesterday” con “New York, New York”… acabando a palo seco guiñando el ojo a Madrid. Cerró la calurosa y tormentosa noche, qué flamenco es eso ¿no?, Joaquín Grilo. Bailaor que coreografía a los instintos primitivos y los redecora bailando a los mismos actores teatrales. Artista que no deja indiferente a nadie (ninguno lo hizo el lunes). Sólo dos ritmos: tientos-tangos y bulerías. Hasta se dejó un tacón volando y hubo de cambiarse de calzado mientras el público le tocaba las palmas por bulerías. Así da gusto actuar. Con el público encima, física y emocionalmente, con ganas de aplaudir, de justificar un festival que va a más y con el respeto que da tanto nombre ilustre en los frescos de las bóvedas. En el Colegio de Médicos es donde el flamenco se hace más terapéutico. click para ampliar.
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