Flamenco Biënnale – claúsura

Texto: Pablo San Nicasio
Fotos: Annemiek Rooymans

 

TOMAMOS NOTA

La recta final de la experiencia flamenca holandesa de 2013 se circunscribió a dos días. Sábado y domingo 2 y 3 de febrero respectivamente, donde, si bien las grandes figuras ya no subieron a las tablas, nos encontramos con algunos elementos de interés que cabe apuntar.

Siempre dentro de una formalidad y pulcritud fuera de toda duda, la Biennale relajó las dosis de “glamour” para acercar el flamenco y sus aledaños a algunos campos no tan explorados.

Ernestina van der Noort, la directora del festival, estuvo cerca de integrar un certamen cinematográfico en la Biennale y no fue posible, pero la espina no se clavó del todo al poder estrenar el sábado “The Spanish Dancer”. Película muda del año 1920 con música en vivo compuesta por Martin de Ruiter con la colaboración de la guitarra flamenca de Arturo Ramón y que sorprendió a los propios y extraños que llenaron, como siempre, la cinemateca Eye Institute.

Auténtica superproducción para su época, la cinta estuvo dividida, rota, en dos mitades durante décadas. Pero no hace mucho se lograron ensamblar para, en definitiva, dar lugar a este verdadero acontecimiento. Entre lo folclórico y lo cinematográfico.

Con músicos en la sala ambientando las escenas, se proyectó un filme que narra las desventuras amorosas de la nobleza española de la época velazqueña, Rey Felipe IV incluido. Con algunos patinazos históricos y esterotipos algo maniqueos de los gitanos y las costumbres nacionales, hubo estampas que se imaginaron hace casi cien años que bien podrían haber sucedido hace unos días por aquí. No aprendemos.

Durante el post concierto (en este caso post estreno), esa gratísima costumbre que ha sorprendido a los que acudíamos por primera vez a la Biennale de Holanda, el trío “Expeditie Flamenco” llenó trece minutos de solvente fusión de danzas africana, flamenca, brasileña y hip hop. Frivolidad que a los ojos, había que verlo, no resultó tal.

Con la misma diligencia y talento resolvieron al día siguiente en la sala Dansmakers, a la vez que Sonia Sánchez mostró su monólogo al baile y los alumnos de Juan Carlos Lérida y Olga Pericet recrearon una vanguardista guajira, resultado de sus talleres “Work in Progress”.

La fiesta en las postrimerías de la Biennale no entraba dentro del catálogo que nos sirvieron a la prensa, pero les aseguro que muchos de los presentes tardarán en olvidarla. El flamenco se respeta, aprecia y cuida de verdad en Holanda.

Felicitación reiterada por parte de este que escribe a una organización que pone el nivel altísimo a los festivales ibéricos de flamenco.

Prensa y artistas compartiendo hotel, clases más que amenas, exquisito trato y cuidado con los detalles. Pre y post conciertos con actuaciones de artistas incipientes y estrenos que luego tienen rodaje. Convivencia. Así nació todo.

 

 


Salir de la versión móvil