Texto: Estela Zatania
Fotos: Ana Palma
Resumen: FLAMENCO BIENNALE III 'Flamenco Sin Fin' Nieuw EnsembleFuensanta la Moneta, Arcángel
FLAMENCO BIENNALE III |
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Desde el 21 de enero, hasta el día 30, hemos estado siguiendo in situ el desarrollo de la tercera Flamenco Biennale de los Países Bajos, edición 2011, que ayer celebró su clausura. Diez días de emociones y experiencias, nuevos amigos y reencuentros con los antiguos, presentaciones y exhibiciones, anécdotas y algún que otro nudo en la garganta. En un festival que lleva el aperturismo por bandera, hemos visto a una amplia gama de tendencias, desde lo más clásico o tradicional, hasta lo más vanguardista y experimental. La presentación central de la jornada de clausura llevó por título “Flamenco sin fin”, y si alguna vez ha hecho falta una definición de lo que es el flamenco y lo que no es, es aquí y ahora con esta colección de obras de diversos compositores tocadas por el Nieuw Ensemble dirigido por Ed Spanjaard. Está de moda decir que no hay que definir nada, porque eso sería poner límites artificiales a la creatividad, y la música ha de ser absolutamente libre. Y me pregunto: ¿Es flamenco el ordenador en el que tecleo estas palabras? ¿Es flamenco el pitido de la olla exprés que ahora me dice que el puche está casi a punto? ¿Es flamenca mi gata Rosalía (nacida en Triana)? O la pregunta más importante de todas: si todo es flamenco ¿existe el flamenco? Demasiado profundo para una simple aficionada un lunes por la mañana, así que me limito a opinar como buenamente puedo. Es posible que ningún elemento determinado sea necesario para que algo tenga ese olor inconfundible a “flamenco”. Pero cuando faltan compás, escalas habituales, formas y estructuras que normalmente se conjugan en lo que llamamos “flamenco”, encuentro complicado justificar la inclusión de esta música en un festival de esta naturaleza, por muy abierto que pretenda ser. Hay el sonido de castañuelas, hay guitarras, hay cajón, hay el baile de la mágica Fuensanta la Moneta y hay el cante de Arcángel. Pero la música aplastantemente contemporánea, y a ratos monótona y dura de digerir se encarga de limpiar el ambiente de cualquier posible reminiscencia flamenca. Hay también momentos de compás por bulerías, y quedan como prueba científica de que se necesita algo más que compases de doce tiempos para acercarse al flamenco. También hay algo de siguiriyas con baile, trilla, soleá… En general, no dejan de ser sonidos interesantes, Mauricio Sotelo que firma la pieza “Muerte Sin Fin” es Premio Nacional de Música (2001), y como tal se merece nuestro mayor respeto. Pero después de haber escuchado su breve charla de introducción al concierto, me consta que circula relativamente poco en el ambiente flamenco, y quizás por eso el arte jondo queda eclipsado en su obra. La Moneta hace lo que puede, pero se le ve buscando donde agarrarse. El cante de Arcángel se impone más, el cantaor está acostumbrado al experimentalismo, y pone el punto más flamenco que, lamentablemente, sigue siendo un punto muy reducido. Curiosamente, el elemento más convincente para la que escribe fue un cantante azerbaiyano, Zabit Nabizade, que sin ser flamenco, llamó la atención de los duendes que quedaron escuchándole atentamente. Por la noche en el café cantante Bimhuis, Diego del Morao nos devolvió al territorio más flamenco con su recital que abarcó rondeña, unas siguiriyas veloces con afinación alternativa, bulerías por un tubo y tangos con la colaboración especial de Jesús Méndez al cante, Joaquín Grilo al baile, además de los músicos de apoyo, Ignacio Cintado y Bernardo Parrilla, y la percusión de Luís Carrasco y Pedro Navarro. Y así llegó a su conclusión este admirable festival, todavía joven pero consagrado, y su principal fuerza motriz, la directora Ernestina Van de Noort, ya está mirando con ilusión y abundancia de ideas hacia la siguiente edición.
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