Texto y fotos: Estela
Zatania
Equinoccio otoñal flamenco….a las nueve y cuarto
de la noche la gente empieza a llenar la gran plaza de toros
de Jerez para el rito anual de la maratoniana Fiesta de la
Bulería. Gente normal y humilde en su mayoría,
con cestas de comida y neveras como si a un picnic con amigos
acudieran… concretamente siete mil «amigos» en
esta ocasión, una de las noches más concurridas
que se recordaba. A pesar de tan numerosa multitud, el ambiente
de la Bulería es campechano y ameno, y la noche fresquita
se agrada.
El telón de fondo este año es rigurosamente
para los alfabetos… diez o doce versos flamencos hablando
de Jerez adornan un fondo azul, y entre banderitas proclamando
«Corte Inglés» podemos leer «Como el
vino y los caballos, el cante por bulería, tiene en
Jerez su reinado». Las gradas se van llenando…los que
se instalan allí es porque van a cantar y bailar lo
suyo, y ya se escucha el repiqueteo de palmas y algún
hilillo de cante antes del comienzo del evento. Todo es emoción
y expectación cuando las nubes de humo de la freidora
de pescado están creando un microambiente dentro de
la plaza.
Como en otros años la noche, que va a ser dilatada,
arranca con el grupo de mujeres de la Peña Flamenca
«Tío José de Paula»…15 mujeres 15…con
el sabroso y personalísimo toque jerezano de Fernando
Moreno, y el cante de Ángel Vargas. De una en una las
señoras regordetas desfilan su airosa mercancía…algunas
desafinan espantosamente pero nadie se inmuta…estamos en
Jerez donde todo es compás, compás y más
compás. Curioso lo flojo que bailan estas mujeres,
como si fuera suficiente ser cincuentona, rellenita, jerezana
y llevar un vestido amplio de estampado floreado para que
eso equivalga a bailar por fiesta…. Pensándolo bien…a
lo mejor sí que es suficiente…
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Fernando de La Morena
y Antonio Carrasco
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Grupo de mujeres de
la peña 'Tio José de Paula'
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¡Ojo, qué llega el Capullo!…el de Jerez evidentemente…
indultado hace tiempo por su condición de payo, este
loco cuerdo calienta el público al instante con sus
ojos saltones, su melena indomable, su persona y su compás…Jerez
le pertenece. Fandangos, tangos chorreando aire con un coro
masculino que sobra por completo, y bulerías. Su Periquín,
Niño Jero, con un pulgar tan tajante que con esos pocos
centímetros de falange tira de las siete mil tripas
de los presentes. Excelente ambiente ha confeccionado el Capullo
para recibir a Fernando el de la Morena y su familia.
Empiezan por bulerías con la guitarra de Antonio
Carrasco, este hombre de aspecto tan inofensivo, que como
Terminator arrasa todo lo que se ponga delante con su arma
sonora. La prole de la Morena, bendita sea, está irremediablemente
infectada del aire de Fernando y sigue su línea fielmente.
Fernando empieza por soleá y con sus divertidos hablares
de catedrático declara: «Viva nuestro Jerez en
todos los contextos». Es posiblemente el único
cantaor que realiza los cantes profundos con los ojos abiertos
de par en par, una costumbre tan característica como
inquietante en este cantaor. Es que este Fernando tiene sello.
Dice los tercios, ahora acelerados, ahora entreteniéndose,
con voz caracolera y algo más… No todo el mundo se
atreve por siguiriyas, y menos en la Fiesta de la Bulería.
Fernando se lo puede permitir y Paco la Luz, el Marrurro y
Manuel Torre son sus cómplices. Fin de fiesta con sendas
pataítas de los familiares, Gregorio baila con las
gafillas puestas, Fernando de pie se vuelca cantándole
al Chicharito… Como los vinos de denominación de
origen, no hay nada como el cante jerezano degustado in situ.
Antonio el Pipa cubre el apartado del baile para 2002. Es
uno de los artistas más queridos y admirados en este
su tierra natal, y el recibimiento es correspondientemente
estruendoso. Empieza un coro de voces femeninas con capas
de melodía sobrepuestas…una modernidad con efecto
francamente hermoso, y muy flamenco. Sale Antonio el Pipa
con esa magnífica mirada irónica que siempre
adorna su cara y completa la estampa de uno de los bailaores
más tradicionales en activo hoy en día. Su tia
Juana le canta tangos de la Repompa y extremeños, así
reconociendo el dominio geográfico de tierras ajenas
al triángulo Sevilla-Jerez-Cádiz en lo que a
estos cantes binarios se refiere. Mª José Franco,
la joven promesa del grupo, es ambas cosas, joven y prometedora,
en su baile por alegrías. Seguidamente los cantaores
se turnan por soleá a palo seco como se ha puesto de
moda en los últimos años, un 'relleno' mucho
más grato que el sufrido solo de guitarra. El coro
de nenitas canta por bulería para ambientar un largo
baile de El Pipa, que no trata la bulería como pincelada
de fin de fiesta, sino como baile por derecho, como él
mismo manifiesta. Con sus aires habituales al mítico
Antonio, El Pipa acierta especialmente bien y la noche es
suya.
Tan ciertamente ha sido la noche de El Pipa, como no lo era
de la Macanita, artista que siguió al bailaor. Le falló
la voz y la compenetración, si no las ganas…hasta
sus bailecitos resultaban sosillos, toda a pesar de los mejores
esfuerzos de su tocaor Diego del Morao y nada menos seis palmeros.
La princesa gitana de Jerez ofreció un tango tipo canción
de su último disco que poco pegaba después de
tanta flamenquería. Poco más acertada por soleá,
su plato fuerte, con aires a la Fernanda, pero la voz no respondía
y Tomasa estaba visiblemente alterada. Atacó las bulerías
valientemente con ánimo de 'ahora o nunca', pero no
fue 'ahora'. Otro día será…
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| Juan Moneo Lara 'El
Torta'
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Juana y Antonio el
Pipa
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Entonces el gran broche de oro de la noche, Manuel Moneo Lara
'El Torta'. Los jerezanos ya se habían puesto de acuerdo
para apoyar a este cantaor, «resucitado» como han
dicho algunos, después de haberse recuperado de graves
problemas personales. Los jaleos del público hablaban
más de Dios y su gloria que del duende y el suyo, y
fueron efusivos más allá del simple mérito
del cante, pero tanto los jaleos del público, como
el ponerse de pie después de cada cante, fue una hermosa
manifestación de solidaridad que permitió que
el cantaor se sintiera a gusto y se entregara hasta los límites
de sus posibilidades. El Torta empezó diciendo que
se encontraba fuera de práctica y pidió perdón
por adelantado. No fue un simple gesto de humildad…cantó
estupendamente bien, pero indudablemente la voz no llegó
hasta donde él quería. Desafinaba a veces, cosa
que en Jerez se pasa por alto, pero todo, absolutamente todo
fue perdonado en esta noche de regreso triunfal de un cantaor
francamente espléndido. El tocaor Antonio Carrasco,
con su gran sonrisa y gafas de contable le acompañó
por soleá y por siguiriyas. El Torta con airecillo
a Terremoto y el dominio de su estirpe…en el cambio de Manuel
Molina que tantas facultades requiere, siete mil oraciones
enviadas por urgente surtieron efecto, y la voz llegó
sana y salva a su destino. Unas canciones tango-rumba que
cuánto menos comentemos, mejor, y cómo no, bulerías,
cortas y luego de canción.
Hubo fin de fiesta, pero desganado…¿cómo
superar todo lo que había acontecido a lo largo de
la noche? Y así terminó la velada más
jerezana y festera del calendario flamenco a eso de las cinco
y media de la mañana.
Estela Zatania
Reseña
XXXIII Reunión de Cante Jondo de Puebla de Cazalla
. 2002
Entrevista
con Juan Moneo Lara 'El Torta'
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