Resumen: Festival Internacional de Música y Danza de Granada.Marina Heredia Cancionero del Sacromonte
Festival Internacional de Música y
Danza de Granada. Marina Heredia Cancionero del Sacromonte 5 de julio 2009. Abadía del Sacromonte |
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Cante: Marina Heredia, Jaime Heredia “El Parrón”, Manolo Osuna. Texto: Antonio Conde “En el buen camino” En la ciudad de la Alhambra se abren mil lugares que dan cuenta de la herencia morisca que queda en cada rincón de sus calles, de sus palacios, de los olores que impregnaron durante siglos esta ciudad. Si decir flamenco en Granada es decir moruno, decir flamenco en Granada es decir Sacromonte. Y si hay un lugar emblemático, amén de las cuevas que recorren este barrio, ese es la Abadía sacromontana. Un lugar sagrado que guarda el resquicio de una herencia gitana que ha sabido mantenerse a lo largo de los siglos.
La 58 edición del Festival de Música y danza de Granada, como cada año, incluye en su libreto un espacio dedicado al flamenco. Y la magia del cante más puro que tiene la ciudad de la Alhambra ha rendido honores al cante. Marina Heredia, hija de Jaime “El Parrón” y albaicinera de pro, presentó en estreno absoluto “Cancionero del Sacromonte”. Una deuda que el flamenco tenía con la ciudad y ha sido la cantaora granadina la que ha rendido honores a la tradición. Un recorrido de cantes, letras y estéticas nos trasladaron a la Granada de la década de los años 30-40, cuando desaparecido Lorca y sumida en la pobreza que dejó la guerra civil, los gitanos del barrio supieron mantener su bastión como medio de vida. El espectáculo en sí estuvo muy cuidado en todo su contenido. La diseñadora sevillana Vicki Martín Berrocal puso el notable en la estética de los trajes de época. Pero el testimonio cantaor fue el que engrandeció la velada. Marina estuvo entregadísima de principio a fin. “el Parrón” recorrió el “camino de los herraores” con martillo, con la voz rota, esencia fragüera a golpe de debla y martinete. Los textos de Mario Benedetti y Lorca en la voz de Josefina Ramírez sirvieron para trasladarnos a la época. Y brotó la magia de Marina en la zambra. Marina ha sabido extrapolar los cantes de antaño a la más reciente actualidad sin perder un ápice de su valor. Y por eso está donde está. El tango de los merengazos, la mosca y el fandango del albaicín dieron empaque al cante más arraigado del camino de las cuevas. Un recorrido por la Granada procesional, en forma de saetas y salves, dejaron paso a la fantasía musical de Miguel Ochando en fragmentos de La vida breve de Falla, y bulerías del Albaicín, de Ángel Barrios. Las guitarras de Luis Mariano, que cada día suena mejor y la infatigable sonanta del jerezano José Quevedo “Bolita” acompasaron el resto del recital.
Marina fue la protagonista indiscutible. Su voz está hecha, redonda y juega con ella a su antojo. La dulzura de su cante abraza el desgarro de sus quejios cuando su voz emite ecos de jondura. El cantaor Manolo Osuna que pinceló fandangos aportó la majestuosidad del cante antiguo. Hubo dos momentos especiales en la noche; el primero el recuerdo a Tía Marina habichuela, tía de Juan, Pepe, Luis, y Carlos Habichuela; cante por granaína rememorando aquella tarde en la terraza de una cueva con vistas a la Alhambra, y el segundo, de nuevo el recuerdo a uno de esos lugares por el que pasaron lo más granado del cante de la época: “La Venta Zoraida”. El cuadro de la nueva venta lo formaron Reyes Martín, Anabel Rivera, Toñi Nogaredo y Jara Heredia. Paso a la soleá y seguiriya del “Parrón”, añejas, habladas, con olor al vino, con flamenquería, con gusto, haciendo honores al cante de Juanillo el gitano. La respuesta del público dejó que desear. O no entendió el mensaje o no conoce las tradiciones de la ciudad, pues estuvo frío y distante. Y a pesar de ser un estreno y que queden ciertos matices por pulir, la firme idea de exponer en un escenario el argumento flamenco que arrastra Granada desde hace décadas, es motivo de elogio para la cantaora albaicinera. |